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Precariedad laboral en la industria restaurantera y turística

“Desde el cristal con que miro”


Miriam Chan

Autoridades coludidas con empresarios del ramo

Mientras que las autoridades estatales promueven un nuevo modelo turístico que “genere prosperidad compartida”, esto parece ser nada más que discurso lejos de la realidad, ya que en la práctica, los trabajadores de la llamada “industria sin chimeneas”, padecen de precariedad laboral, falta de contratos obrero patronales, condiciones de alta vulnerabilidad en sus centros laborales, carencia de servicios médicos, sueldos malos o peores; todo ello gracias a que las autoridades encargadas de vigilar y hacer valer los derechos de los trabajadores están coludidas con los empresarios del ramo hotelero y restaurantero.

Estamos en plena temporada de “spring break”,  “march break”, descanso o vacaciones de primavera, y las autoridades del ramo turístico esperan cerrar el mes de marzo con la visita de unos 30 mil jóvenes estadounidenses, cada uno de los cuales gasta en promedio entre 100 y 150 dólares al día; desafortunadamente la derrama económica, que aportan los turistas que visitan los destinos de la entidad como; Cancún, Isla Mujeres, Puerto Morelos, Playa del Carmen, Cozumel, Tulum, Holbox, Mahahual, Bacalar y Chetumal principalmente, aún dista de ser una prosperidad compartida, y a decir verdad, solamente los empresarios se ven favorecidos, esto dado a que los trabajadores perciben sueldos raquíticos y en muchas ocasiones solo son contratados para estas llamadas “temporadas altas”

Recordemos que, en el año 2022, Quintana Roo recibió poco más de 20 millones de visitantes nacionales y extranjeros, que dejaron una derrama económica de 19 mil millones de dólares, turismo que generó 120 mil trabajos directos y 350 mil indirectos, de acuerdo con Mario Machuca Sánchez, secretario general de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC). Con estas cifras, la entidad se posiciono en el segundo lugar en generación de empleos turísticos a nivel nacional, solo por debajo de la Ciudad de México con 200 mil y 600 mil, empleos respectivamente.

De acuerdo a la sociología del trabajo, este no solo implica una acción productiva ni únicamente intercambio de fuerza de trabajo por una remuneración económica, y más allá de ello, el trabajo es una fuente de legitimación social que busca, en consecuencia, prevenir y resolver conflictos en las relaciones humanas que se dan con motivo de los vínculos laborales, debido a factores como la inseguridad contractual, es decir, la falta de un contrato donde se estipulen los derechos y obligaciones de los trabajadores, ya que al carecer de este se despide al empleado sin ninguna indemnización o liquidación. Esta característica, aparte de ser una práctica ilegal, atenta contra la figura del empleo digno.

Ley Federal del Trabajo:

Artículo 72.- los trabajadores que presten servicio en domingo, tendrán derecho a una prima adicional de un 25 por ciento, por lo menos sobre el salario de los días ordinarios.

Artículo 73.- los trabajadores no están obligados a prestar servicios en sus días de descanso, si se quebranta esta disposición, el patrón pagará al trabajador, independientemente del salario que le corresponde por el descanso, un salario doble por el servicio prestado. Por obviedad estos derechos únicamente podrán ser reclamados por el trabajador, siempre y cuando cuenten con un contrato laboral establecido.

“Necesidad económica”

Por desgracia y ante la necesidad de llevar el sustento a sus hogares, en la mayoría de los casos los trabajadores de “la industria sin chimeneas” tienen que aceptar las condiciones que establecen sus empleadores, es decir, laboran sin contratos establecidos, y lo peor es que ninguna autoridad competente se ocupa de vigilar, auditar, inspeccionar o fiscalizar que los empresarios, cumplan con las normas establecidas por la Ley Federal del Trabajo, y las políticas del presidente Andrés Manuel López Obrador quien rivaliza con el modelo “neoliberal”, y que en sus discursos destaca que “primero los pobres”, hasta el momento no ha sido capaz de subsanar las condiciones de precariedad del empleo del ramo turístico y de ningún otro en México.

Estimado lector, como se podrá advertir las implicaciones de los derechos laborales son muchas y de muy diversa índole; en ellos se ponen en juego una serie de procesos de cambio económico, social y cultural, pues se trata de distintos intereses que implican a empresarios del ramo hotelero, restaurantero, autoridades como la delegación Federal del Trabajo, el Instituto Mexicano del Seguro Social, los gobiernos municipal y estatal, que en tanto sigan ignorando o faltando al conjunto de normas que regulan la relación entre los empresarios y trabajadores, no se podrá generar una “prosperidad compartida” en una entidad que vive, de manera muy dispareja, del turismo.

Nos leemos la próxima semana, “Desde el cristal con el que miro”

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