Alerta Roja

Cultura en Quintana Roo: del activo esplendor a la dormilona decadencia

Desde los Once Pasos

Javier Chávez Ataxca
Segunda parte

Quintana Roo es triste ejemplo nacional y hasta mundial de las imperdonables metidas de pata de un gobierno del estado en dominios de la cultura, porque retrocedimos del activo esplendor a la dormilona decadencia en menos de dos décadas. Esto es comparable con las células cancerígenas que al tratarse con mejorales van invadiendo órganos vitales, hasta convertir en vegetal al maratonista.

Pero nuestra principal institución cultural marchó inicialmente al acelerado ritmo de un estado adolescente, alcanzando la cúspide con el Instituto Quintanarroense de la Cultura (IQC) en el mandato del gobernador priista Miguel Borge Martín, quien acertó al dejar como titular a la arquitecta Adriana de la Cruz Molina, una funcionaria de excelencia que con seis o siete colaboradores hizo magia porque contó con todo el respaldo de un mandatario que sabe lo que es la cultura.

Basta mencionar el Museo de la Cultura Maya de Chetumal y la Casa Internacional del Escritor de Bacalar, ambos en el peor de los abandonos. Pero lo hecho por el cozumeleño Miguel Borge fue amplio, trascendente y ambicioso, como el sepultado Festival Internacional de Cultura del Caribe.

Los experimentos gubernamentales han desinflado al instituto cultural que ha padecido cambios de nombre y jerarquía en el organigrama estatal, hasta desembocar en el jodido Instituto de la Cultura y las Artes invadido por una burocracia que además de estorbar es tóxica, como ocurre en la Biblioteca Pública Central Javier Rojo Gómez de nuestra capital.

En el mandato del gobernador priista Roberto Borge los libros de papel de nuestra qué herida Biblioteca soportaron los efectos de una Onda Tropical que por inundación y goteo empapó miles de ejemplares, dañando mobiliario y equipo.

En esa etapa el IQC había sido absorbido por la Secretaría de Educación y Cultura, cuyo titular era el chetumaleño José Alberto Alonso Ovando. Entonces era Subsecretaria de Arte y Cultura la chetumaleña Lilián Villanueva Chan, quien ahora encabeza al Instituto de la Cultura y las Artes y ya  debe tener un diagnóstico más preciso de los males que siguen debilitando al área cultural, pero los tumores son tratados con placebos.

Me detengo en la Biblioteca Javier Rojo Gómez porque fue remodelada y modernizada por el gobernador Carlos Joaquín en la recta final de su período, pero ha sido desmantelada e invadida por burócratas de otras áreas que tratan con la punta del pie a las bibliotecarias.

Gustavo Argueta es el venenoso director administrativo que permite estas agresiones, en mancuerna con el director de Patrimonio Cultural, Felipe Octavio Ley López. Son esa clase de burócratas que aparecen por generación espontánea como gusanos en el lodo, aunque aquí son más dañinos porque son capataces de cultivos algodoneros en la etapa esclavista de Estados Unidos…

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