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Chetumal en camastro de hospital

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Novedades Chetumal
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Nuestra capital padece una combinación de achaques que van minando su fortaleza en todos los frentes, sin que los políticos de casa, empresarios y demás hijos clave detecten este mal, atrapados en el carrusel de la elección en marcha y pensando en otras contiendas no tan lejanas, siempre con el interés personal.

El municipio de Othón P. Blanco ya tiene un margen de maniobra muy limitado, y el peso de su deuda es insoportable. Como un noble y vigoroso caballo pura sangre, soportó por muchos años ataques de sanguijuelas, malos tratos, alimentación infame y enfermedades tardíamente atendidas con mejorales, hasta que reventó para ser lastimero paciente de hospital.

municipioopb76A duras penas el Ayuntamiento garantiza el pago de los sueldos de su plantilla laboral y demás erogaciones necesarias para el funcionamiento de sus oficinas. Ante ellos se extiende una hilera de tareas pendientes: pésima seguridad pública, basura en las calles, lotes baldíos fuera de control, cero inversión deportiva.

Si un alcalde ha tenido un proyecto favorable, dos o tres colaboradores meten la mano y echan todo a perder. Pero también hemos soportado la plaga de presidentes municipales que han llegado a servirse no con cuchara grande, sino con camiones de volteo.

Nuestra capital tiene un peso histórico alimentado por la nostalgia, pero este poderío es minúsculo en lo político y lo económico. Y sus problemas van en aumento, ya que la oferta de empleos no es atractiva para los que egresan de universidades y demás centros de educación superior.

Basta con visitar una tienda de autoservicio, farmacia o gasolinera para tener acceso al drama cotidiano de mujeres y hombres que ganan un salario para irla pasando, y este empleo lo protegen como el último garrafón de agua en el desierto.

El político chetumaleño es egoísta, y tan sólo protege a su círculo cercano de colaboradores cuando llega el momento de negociar para abandonar el campo de batalla. Y en nuestra capital los políticos no priistas están al margen de las posiciones de poder, ya que cuando mucho ocupan regidurías cuya efectividad es prácticamente inexistente, ya que se agotan en el cómodo recurso de la queja y la denuncia.

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