Chetumal, 6 de octubre
Angel Solís
Los escándalos por la filtración de videos y audios que muestran excesos o actos de corrupción de políticos en el país no son tema nuevo, por el contrario, hay carreras que se han hundido y algunos de ellos han pisado hasta la cárcel como resultado del quemón público.
En México existen decenas de casos de políticos que han sido balconeados pidiendo dinero o simplemente hablando de más, aniquilando de golpe su futuro político y llevándose entre las patas al partido en que militan. Basta recordar al tristemente célebre “señor de las ligas”, René Bejarano, o a nuestro flamante senador Jorge Emilio González Martínez, captado aceptando una oferta de dos millones de dólares de parte de un grupo de empresarios que pedía facilidades para la construcción de unos hoteles en Cancún.
Y esto viene a relación con los malintencionados comentarios vertidos por el diputado local Juan Carrillo Soberanis, que un lapsus de lengua larga tuvo la ocurrencia de decir que “Chetumal era un pueblo horrible y sin atractivos, y por ello no entendía por qué residía aquí la capital del estado”, y no conforme con este insulto a la historia de Quintana Roo y sus fundadores, remató mostrando su actitud discriminatoria al decir que los “chetumaleños son puros “wiros” incapaces de distinguir una marca de ropa y perfume”, hecho inaceptable para un joven surgido de la nada y colocado como representante popular a calor de los amiguismos o compadrazgos.
“Juanito”, como le dicen, sabe perfectamente lo que dijo, ante quienes lo dijo y sobre todo el estado de lucidez en el que se encontraba al momento de vomitar esas palabras, y ahora trata de culpar a sus adversarios imaginarios del problema que le dio el tener una lengua muy larga y apestosa.
Se nota que Juanito no ve las noticias, y no se ha dado cuenta que ahora cualquier persona puede exhibirte con algo tan pequeño como el tamaño de un botón o tan delgado como una pluma, y si tiene dudas que entre a YouTube a ver los videos de la “Tuta Films”.
Ahora su protector y padrino político, el presidente de la Gran Comisión del Congreso local, José Luis Toledo Medina, está haciendo hasta lo imposible para que Juanito se convierta de repente en “amigo” de todos los chetumaleños, organizando reuniones, comidas y otros eventos.
Al mismo tiempo en las redes sociales desataron al ejercito de “tuiteros” priistas para defender al diputado lengua larga, al que un sinnúmero de felices ciudadanos felicitaron por su ¿desempeño? Y por su ¿trabajo? como diputado, a la vez que prácticamente lo beatificaban considerándolo incapaz de decir lo que dijo.
La estrategia de defensa de Juan Carrillo se basa en la supuesta inexistencia de pruebas, pero no debería estar tan confiado. Habría que decirle a este joven político que si las pruebas que tanto pide llegaran a salir muy pronto a la luz pública demostrando su improperio, su futuro político (si es que algún día tuvo) se estaría yendo al drenaje para ya nunca salir, pero lo más grave es que estaría arrastrando a su jefe y amigo, José Luis “Chanito” Toledo Medina, quien como líder del Congreso debió exigir la verdad de las cosas al diputado Carrillo Soberanis.
De comprobarse estos hechos, lo que en estos tiempos donde las paredes oyen es muy probable que suceda, la bomba mediática le reventaría en la cara a Chanito y con ello le estaría diciendo adiós a sus sueños de la gubernatura en el 2016, si es que en algún momento tuvo alguna oportunidad.
Por otra parte es de muy mal gusto que Chanito y Juanito recurran a ciertos chetumaleños para curarse en salud y utilizarlos para manipular a la opinión pública, haciendo esfuerzos sobrehumanos para mostrar a Juan Carrillo como un Chabelo “amigo de todos los niños”.
Habría que hacer un poco de memoria y recordar que muchos de esos chetumaleños que han asistido a la dichosa comida de la “unidad”, organizada y pagada por el Congreso del Estado para lavar la imagen de Carrillo Soberanis, que a casi cuatro años que van de esta administración nunca han sido tomados en cuenta para algún encargo de cierto nivel, ya sea administrativo o político, pese a contar con años de experiencia y preparación académica que los respalde. La verdad sea dicha, solo los utilizan de adorno o macetas en eventos donde ni las moscas se paran y recurren a ellos para que llenen el lugar.
En plena recta final del sexenio actual, quizá estos chetumaleños esperan que sirviendo de comparsa para el joven diputado por fin puedan ser tomados en cuenta para algo, ya que muchos de ellos se encuentran desesperados por el impacto de la reingeniería del año pasado que golpeó sus ingresos.
Mientras tanto, Juan Carrillo asegura que es víctima de chismes malintencionados, de una supuesta “campaña negra” en su contra por haber impulsado la Ley del Primer Empleo, es un absurdo en su caso que solo evidencia su falta de oficio político y la incompetencia de sus asesores que pensaron en ese diputado para promover y presentar esta iniciativa junto con Berenice Polanco, ya que el trabajo de DIPUTADO por el Distrito XIV con un sueldo aproximado de 70 mil pesos quincenales más prestaciones para Juan Carrillo Soberanis representa su PRIMER EMPLEO, mientras que con “su” iniciativa pretende impulsar empleo para jóvenes con sueldos miserables a través de empresas Outsorcing y contratos de explotación laboral para esos jóvenes sin experiencia laboral.
Sería interesante saber que méritos académicos, deportivos, culturales o de otro tipo tiene el fino diputado local para que en su primer empleo formal gane 70 mil pesos, cuente con gastos médicos mayores, viáticos, gasolina, chofer, asistentes, fotógrafos, jefe de prensa y otros gastitos con cargo al Congreso estatal y solo trabaje dos días a las semana. El compadrazgo puro en Quintana Roo.
Ojalá los cálculos no le fallen a Juan Carrillo y a su protector, “Chanito” Toledo, porque si resulta que, como sucede muy seguido últimamente, hay evidencia incontrovertible de sus lamentables dichos, las consecuencias a pagar serían inimaginables.
