Novedades Chetumal.
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Las nubes de polvo que abundan en la avenida de los Héroes son las mismas que surgen cuando se plantea el rumbo del proyecto modernizador de esta arteria tan íntima para los chetumaleños. Porque los trabajos se efectúan a nivel de pavimento y bajo tierra, sin que se tenga a la vista el proyecto definitivo y sus metas modificadas.
Aportada por el gobierno federal, la inversión de 110 millones de pesos no es la varita mágica que colocará en los primeros planos a un sector comercial que no da señales de cambio para competir agresivamente, ya que permanecen los mismos changarros y tiendas del montón, nada atractivas para aquellas familias que tienen otras opciones al alcance.
La plaza de las Américas es el nuevo centro de gravedad de la capital del estado, por concentrar tiendas departamentales y de autoservicio, incluida la cadena de cines, franquicias y hasta el casino Yak, irresistible para esos apostadores incorregibles.
Las abultadas cifras de esos visitantes permanentes y ocasionales deben ser analizadas detenidamente por Ligia Sierra Aguilar, presidenta de la Cámara de Comercio en la zona sur, quien debe hacer un recuento de opciones competitivas en el primer cuadro de la capital del estado.
Porque la oferta de chanclas pata de gallo y vestidos pueblerinos no puede atraer a esos miles que ya tienen su rutina en recorridos familiares, incluyendo por las noches ciertos negocios del bulevar Bahía, más atractivo para propios y extraños.
Lo malo del asunto es que todo se agota en la modernización de la avenida de los Héroes a nivel pavimento, sin que tampoco inquiete el pésimo estado de calles cercanas donde abundan los hundimientos. Incluso, a la fecha permanecen avisos que marcan el rumbo de sitios que ya no existen o que fueron reubicados, como el Museo de la Ciudad y las oficinas de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
Para complicar esto, el rubro cultural es inexistente en el corazón histórico de Chetumal, y hasta el teatro al aire libre Minerva es un espacio muerto, en un Centro Cultural de las Bellas Artes convertido en nido de burócratas sin oficio y que permanece aislado por candados, a un costado del sobresaliente hotel Los Cocos.
