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Un alacrán en la Coordinación de Comunicación

Ajuste de Cuentos


Ángel Solís

En todas las oficinas de los gobiernos hay personajes siniestros que disfrutan haciéndole la vida de cuadritos al personal, presionándolos para que renuncien o simplemente pisoteándolos para que ellos pueden escalar posiciones. Tal es el caso de Héctor Martín Carrillo, quien hasta hoy ocupa un cargo de dirección en la Coordinación de Comunicación Social y al cual la nueva titular Briget Ortega Aviña deberá sacudirse a la brevedad, si no quiere acabar como su antecesora Haide Serrano Soto.

Esta persona es prácticamente el único “sobreviviente” del equipo de la Vocería en el gobierno de Roberto Borge Angulo, donde a lo largo de estos dos sexenios únicamente se ha dedicado a bloquear la actividad periodística de decenas de reporteros, ya que se ha distinguido por un trato déspota y prepotente solapado por quienes pasaron por esta oficina del gobierno del estado.

Héctor ya no tiene nada que hacer como director de giras de la Coordinación, porque el estilo para gobernar y relacionarse con los representantes de los medios de comunicación de Mara Lezama Espinosa es muy diferente al de Beto Borge y Carlos Joaquín, donde no hay espacio para personas déspotas y prepotentes.

Su jefa Briget Ortega no se debe de tocar el corazón para darle las gracias por sus servicios, ya que esta persona no tuvo contemplación para hacerle la camita a varios de sus excompañeros, quienes fueron lanzados a la calle sin contemplación alguna y hasta hoy exigen que el gobierno les pague lo que por ley les corresponde.

Esa oficina reclama una limpia total a nivel directivo, ya que empresas de comunicación fantasmas y negocios al amparo del poder son tan solo una muestra de la bomba de tiempo de lo que recibió Briget Ortega, quien de seguir manteniendo alacranes en la nómina podría tener un final como el que tuvo la periodista Haide Serrano.

Nadie lloraría su partida, porque dentro de la Coordinación mucho daño hizo a varios de sus excompañeros para que fuera ascendido en el organigrama. Mucho menos lo llorarán los representantes de los medios de comunicación a quienes veces humilló y obstaculizó su labor periodística.

Mara Lezama antes de ingresar a la política desarrolló una larga trayectoria en los medios de comunicación, por lo que en su gobierno la censura es algo que es imposible que exista, mucho menos espacios para personajes siniestros heredados por los gobiernos borgistas y joaquinistas. “El que a hierro mata, a hierro muere”.

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