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La afortunada priista Arlet Mólgora Glover no ha sido expuesta al inclemente fuego de artillería en una batalla electoral, y aunque su derrota es un escenario casi imposible en el municipio capitalino, es una posibilidad que está al alcance de la mano para su único oponente con musculatura: Luis Torres Llanes, postulado por la canasta donde se acurrucan panistas y perredistas.
Consumada su candidatura –tercera al hilo a partir de 2013– por la conquista legal de la paridad de género que abre paso a las mujeres en el mundo de la política dominado por los hombres, Arlet Mólgora es la dama que capta el mayor porcentaje de rechazo en la clase priista chetumaleña, tanto en hombres como en mujeres.
Arlet provoca desprecio o indiferencia, nunca entusiasmo o devoción.
Para el chetumaleño que no es seducido por el caramelo de las despensas, y que incluso ha alimentado con frecuencia el ejército del abstencionismo, la postulación de Arlet es una provocación a la capacidad de resistencia del habitante del municipio de Othón P. Blanco que ha perdonado gestiones de pesadilla, como las de Andrés Ruiz Morcillo y Carlos Mario Villanueva Tenorio.
Porque Arlet no tiene un solo mérito para competir y gobernar en el sur, donde tres alcaldesas del PRI dejaron huella positiva: María Cristina Sangri Aguilar, Rosario Ortiz Yeladaqui y Cora Amalia Castilla Madrid.
Ante estas tres mujeres la señora Arlet es una primeriza, aunque Rosario Ortiz haya salido prácticamente de la nada para recibir el bastón de mando de su hermano Efraín, quien fue alcalde interino por la repentina huida de José Ascencio Navarrete. Pero Rosario Ortiz se legitimó en el ejercicio del poder, para engarzar una de las trayectorias políticas más completas.
Lamentablemente Pedro Flota Alcocer fue sacado de la jugada por cuarta ocasión consecutiva, desplazado antes por Andrés Ruiz Morcillo, Carlos Mario Villanueva Tenorio y Eduardo Espinosa Abuxapqui. Congelado en la Presidencia de la Gran Comisión del Congreso por la aplastante limitante de la paridad, el ex dirigente estatal del PRI dio otra impresionante lección de disciplina, mientras Arlet presentó licencia en la Cámara de Diputados, tal como había hecho en el Congreso local.
Por sus carencias políticas, Arlet Mólgora es acompañada por el fantasma electoral de Víctor Viveros Salazar, quien en el proceso de 2002 fue el primer candidato del PRI derrotado, con la presidencia municipal de Cancún en juego.
Postulado por el Verde Ecologista, Juan Ignacio García Zalvidea, “El Chacho”, hizo historia al arrebatarle al PRI el primer municipio en la historia de Quintana Roo. Nada menos que el poderoso Cancún.
En 2002 el PRI no sabía lo que era una derrota en el plano municipal, y en este 2016 el Tricolor tampoco sabe lo que es ser derrotado en el municipio capitalino de Othón P. Blanco que ha gobernado bien y mal desde 1975.
Arlet es acompañada por el fantasma apaleado de Víctor Viveros Salazar –Oficial Mayor del gobierno del estado–, quien de nuevo en la elección de 2008 fue derrotado en la lucha por la misma silla, ahora por el perredista Greg Sánchez Martínez.
Si el ex priista Luis Torres Llanes (PAN-PRD) se desplaza con estrategia sobre el tablero, puede pasar a la historia como el primer alcalde no postulado por su ex partido en la capital del estado. Todo depende de la contundencia del apoyo de azules y amarillos, y del empuje de su candidato a la gubernatura: Carlos Joaquín González.