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.Fidel Villanueva Rivero es la mayor de las injusticias que padece el Tribunal Superior de Justicia de Quintana Roo. Electo a la mala, ya que un juego puerco posibilitó su elección como Magistrado Presidente –un ocho de agosto de 2011–, este cozumeleño tan inexperto como voraz no cuida las formas y ha sido exhibido por actos de corrupción tan vulgares como frecuentes, sin que las acometidas de algunos medios de comunicación frenen su gula bíblica.
Villanueva Rivero sólo se desplaza en avión y despacha en Cozumel y Playa del Carmen, pese a que su sede es Chetumal, capital del estado. Concentrado en su lucha por ser candidato a la alcaldía de Cozumel, mantiene en el olvido los temas prioritarios de la justicia.
La implantación del sistema de juicios orales es uno de sus pendientes, pero el más grave está en los reclusorios: casi el 74 por ciento de los internos del fuero común no ha sido sentenciado.
El trabajo de los jueces deja mucho que desear y Fidel Villanueva debe apretar tuercas, incorporando jueces para que disminuya este rezago injustificable que mantiene a 2 mil 804 internos sin condena, incluidas 151 mujeres.
Más imperdonable el golpe bajo que ha lanzado contra empleados bajo el esquema de contrato que ya no renovó para dejarlos en suspenso y con la promesa de reincorporarlos dentro de un mes, algo que está por verse.
Tengo el testimonio de tres trabajadores que están en esta situación y que prefieren aferrarse a la promesa de ser re contratados, soportando un mes de penurias y con cuentas por pagar en tiendas departamentales y una cauda de compromisos ineludibles y que pueden lanzar a uno al Buró de Crédito.
El drama que enfrentan estos chetumaleños bajo el esquema de contrato no puede ser comprendido por el amo de un Poder que se desplaza por vía aérea y disfruta los mejores manjares, con manejo de presupuesto y autos de lujo a su disposición.
El titular del Poder Judicial –recientemente reelecto contra toda lógica– aplica una discreta reingeniería muy dolorosa para esos trabajadores tan vulnerables, ya que sin previo aviso los deja sin ingresos para ahorrar unos miles de pesos, mientras succiona millones sin la mínima restricción, ya que maneja al Tribunal como el negocio de sus sueños.
La ambición domina a este cozumeleño egresado de la Universidad de las Américas, ya que afecta la marcha de ese poder que fue conducido diestramente por Joaquín González Castro y Lizbeth Loy Song Encalada, aunque ella intentó eternizarse en esa posición y su relevo fue saludable.
Pero el remedio fue peor que la enfermedad.
