La oposición es la peor enemiga de los priistas competitivos en Quintana Roo, pero no como sus dirigentes y principales figuras quisieran, sino porque su anemia de hambruna permite que el PRI entregue la candidatura a quien sea, incluso a Arlet Mólgora Glover, quien pese a todo es clara favorita como candidata a la diputación federal por el segundo distrito, con cabecera en Chetumal.
He tenido la oportunidad de dialogar con un puñado de priistas, y estos me han confesado que el nivel de piltrafa de sus adversarios es un arma de doble filo, ya que abre el paso a todo tipo de priistas bendecidos por el gobernante en turno.
Porque en otro escenario un vigoroso PAN y un atlético PRD, combinados con un bien organizado Morena, con candidatos competitivos obligarían al PRI a consultarlo una y otra vez con la almohada, seleccionando al candidato más taquillero para evitar un descalabro.
En tales condiciones, Cora Amalia Castilla Madrid habría sido graduada con honores, recibiendo una lluvia de dieces y hasta becas en el extranjero, cortesía del nauseabundo Icadep.
Otra carta de primera línea: la diputada local Maritza Medina Díaz, quien cuenta con respaldo gremial y social.
Pero en estas circunstancias de huesuda oposición el PRI puede darse el lujo de enviar como candidato al despreciado ex gobernador chetumaleño Joaquín Hendricks Díaz, seguro de que la maquinaria lo guiará al triunfo, aprovechando la mar de abstencionismo que se forma en elecciones intermedias como la que está en marcha.
La oposición ha descuidado el trabajo de campo en los tres distritos de Quintana Roo, y la debilidad se acentúa en los distritos uno y dos, con cabecera en Playa del Carmen y Chetumal.
En tales condiciones, la oposición se reafirma como la más temible enemiga de los priistas con trayectoria y garra competitiva.
Por cierto, ¿la Junta Local del Instituto Nacional Electoral (INE) en Quintana Roo cuenta con director de Comunicación Social? Porque vaya que urge esa plaza en estos tiempos de refriegas y choques electorales.