Conmocionado nuestro país por la tragedia apocalíptica ocurrida hace más de dos meses en Guerrero, y que demostró el escalofriante grado de avance de la criminalidad, el Presidente Enrique Peña Nieto tuvo que pasar finalmente a la acción, con medidas contundentes encaminadas a frenar el rojo tsunami delictivo que ha llenado de luto a miles de hogares.
Porque mucho más allá de la desaparición y muerte segura de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa hay una estela de homicidios y agresiones a una sociedad que desea vivir en paz, lejos de esa espiral de violencia que ha alcanzado niveles infernales.
Sea quien sea el Presidente, no hay que escatimarle el respaldo. Y quien le otorgue su voto de confianza no tiene que pasar a las filas del PRI, dejando en segundo término las exigencias y marcaje personal para denunciar excesos y todo acto de corrupción de altos vuelos.
En su mensaje de este jueves a la nación, desde Palacio Nacional el Presidente mencionó la creación obligatoria de policías estatales únicas, lo que implicará crear un nuevo modelo policiaco, al pasar de más de mil 800 policías municipales débiles –y en gran parte al servicio de los criminales– a 32 corporaciones de seguridad estatales homologadas en equipamiento y protocolos.
Este modelo será estrenado en Guerrero, Jalisco, Michoacán y Tamaulipas, para bañar gradualmente a todo el país.
El oportunismo y las posturas en contra de los dirigentes de la oposición son lo de menos. De hecho, el PRD debe pedir perdón por ser responsable de lo ocurrido en Iguala, ya que postuló como candidato externo a la alcaldía a José Luis Abarca, quien junto con su esposa María de los Angeles Pineda trabajó en su verdadero partido: el crimen organizado.
Tuvo que ocurrir esta tragedia tan dolorosa para que el Presidente Peña Nieto reaccionara con determinación, dejando a un lado las respuestas tibias y de mera simulación para emprender una cirugía a corazón abierto.
Si las acciones son letalmente efectivas, se meterá en cintura a las autoridades municipales y estatales que han convertido en letra muerta la transparencia y el gasto público para convertirlo en asunto de camarillas. Y sobre todo será un jalón de orejas para los gobiernos que conviven con el crimen organizado con intimidad de pareja en toda forma, traicionando a la población que los llevó al poder.
Bien si se combate la criminalidad; bien si se combate la corrupción, precisando las atribuciones de cada orden e gobierno para combatir el narcomenudeo, tarea en la que ya no participa la delegación de la PGR en nuestro estado.
Bien por hacer justicia en una zona sur tan olvidada. Bienvenido el programa de desarrollo de zonas económicas especiales, con Guerrero en primera fila.