Este día, los quintanarroenses, no sólo recordaremos la terrible masacre de Tiananmen, sucedida hace 25 años en China, también resonará la renuncia de Carlos Bibiano Villa Castillo, general en retiro, quien presentó con él carácter de irrevocable, su renuncia al cargo de seguridad publica al gobernador Roberto Borge Angulo. Se desempeñaba en esa Secretaría desde los inicios del gobierno, cuando lo acomodaron, acá, por el mal desempeño en Torreón Coahuila. Quizá, quiso medirse con el Rey Juan Carlos.
En la historia gubernativa de la Secretaría de Seguridad Publica de Quintana Roo, ni un personaje había ocupado la silla con tan deplorables antecedentes, uno de ellos fue la unificación del sector empresarial en la ciudad de Torreón, Coahuila; lugar donde fungía como director de Seguridad Pública, para solicitarle al gobernador su pronta salida. Los motivos eran variados, desde la extorsión a centros comerciales, hasta ciertos vínculos con las organizaciones ligadas con el narcotráfico, aquella ciudad alcanzó sus peores indicadores delictivos, por lo que de inmediato sucedió su remoción y la oportunidad para ser colocado en Quintana Roo.
Las decisiones cuando se toman proviniendo del centro del país nunca van a responder a los intereses locales, fue en aquel entonces la presión del gobierno de Calderón, para con el actual mandatario, para aceptar a la “Bibis” en la Secretaría de Seguridad Pública (dicho con todo respeto).
También de negro historial todos sus acompañantes comenzando con Manuel de Jesús Cícero Salazar, general retirado del Ejército, y ex director de la Policía del Estado de Coahuila, quien había sido internado en el Centro de Readaptación Social #1 «Altiplano» en el Estado de México, por el delito de Delincuencia Organizada al relacionársele con el grupo delictivo «Los Zetas». De este personaje, recordemos el incidente contra un chofer de autobús, en la ciudad de Cancún: en completo estado de ebriedad, el subsecretario estatal de Seguridad Pública en la zona norte, Manuel Jesús Cicero Salazar, protagonizó un accidente de tránsito con un autobús de transporte de personal, en donde el conductor fue lesionado a golpes por los escoltas del funcionario.
Los colaboradores de Bibiano Villa Castillo nunca se identificaron entre la población por las atenciones en seguridad pública, por el respaldo a la ciudadanía, por el contrario, casi toda la población percibe que sirven a otros intereses vinculados fuertemente con la delincuencia organizada. Ejemplos nos lo ofrecen Eduardo Sánchez Hernández y Ulises Martínez Jiménez, ex-escoltas del Secretario de Seguridad Pública, Carlos Bibiano Villa Castillo, que purgan una condena por asesinar al agente de la Policía Estatal Preventiva, Jorge Amir Flota Matos en 2011.
Otro personaje de similar trayectoria Gerardo Alberto Campos López, fue su acompañante durante su permanencia en Quintana Roo, cubría el área de comunicación social, según se sabía, pues de su trabajo poco se supo. La oscuridad en casi toda su dimensión ofrecía al servicio de Bibiano Villa. “Con amigos así para que quiero enemigos”. Recordemos fue quien hundió el periódico la Crónica de Cancún, por los irregulares manejos económicos y de donde salió huyendo.
Provisionalmente fue designado el chetumaleño Juan Pedro Mercader Rodríguez, en esas oficinas, bastante difícil y seria la responsabilidad, ¿Cómo recomponer el armatroste? Por su parte, el gobierno del estado, creemos ha dado un paso firme en la composición de su gabinete, es el primer cambio de esa jerarquía, pero aún existen otros personajes que no contribuyen para nada con la línea ejecutiva del Gobernador del Estado de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo. Nosotros desde nuestra humilde trinchera nos unimos al cúmulo de parabienes por la atrevida decisión. ¡Enhorabuena!, para Quintana Roo.
(Seguiremos investigando)
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