Once Pasos
Javier Chávez Ataxca
En los tiempos del PRI que reinó por décadas en Quintana Roo, a menudo eran candidatos al Senado quienes tenían oficio político: Mario Villanueva Madrid, Joaquín González Castro, Eduardo Ovando Martínez y los exgobernadores cozumeleños Pedro Joaquín Coldwell y Félix González Canto.
Incluso Morena lanzó en 2018 dos figuras experimentadas que ganaron, montadas en la ola de la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador: Marybel Villegas Canché y el Doctor José Luis Pech Várguez.
Ahora se ha precipitado la maduración de candidatos al Senado; prueba de ellos son los dos que van a encabezar su respectiva fórmula: la cancunense Anahí González Hernández (Morena) y el actor Roberto Palazuelos, del Movimiento Naranja.
Anahí debutó como regidora en Cancún, presidió el Comité Estatal de Morena y por decisión del influyente Rafael Marín Mollinedo fue impuesta en 2021 como candidata a diputada federal por un distrito ajeno: el segundo, con cabecera en Chetumal. Por el peso de la marca Morena ganó sin hacer campaña, humillando en las urnas a la clase política de la capital.
Ahora la disfrazaron de indígena para hacerla candidata al Senado, ocupando ofensivamente una posición asignada a mayas genuinos que callan por precaución. La situación es muy incómoda e injusta para la joven Anahí.
Incluso Eugenio Segura Vázquez –compañero de fórmula de Anahí– está dando sus primeros pasos en política. Es el poderoso Secretario de Finanzas y Planeación y antes fue Subsecretario de Servicios Administrativos del Congreso local, cuando el desaparecido Gustavo Miranda García como diputado del Verde presidió la Junta de Gobierno y Coordinación Política.
En la otra esquina, Roberto Palazuelos encabeza la fórmula porque el partido naranja quiere aprovechar los ríos de popularidad del “Diamante Negro” de Tulum, atizada por la polémica que persigue como su sombra al actor fanfarrón que atrae reflectores donde aparece.
La primera aparición política de Palazuelos fue un aborto prematuro en 2022, porque el partido del veracruzano Dante Delgado lo dejó alborotado en el altar cuando iba a ser su candidato a la gubernatura, para enfrentar a la morenista Mara Lezama que arrasó en la contienda.
Pulverizado el PRI por sus propios errores que seguirán lamentando en su pobretona soledad, los nuevos protagonistas de la política ahora son candidatos al Senado sin el oficio político que distinguía a muchos priistas que dominaron hace décadas.