Tiro Libre
Anwar Moguel
Novedades Chetumal
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El pasado sábado finalmente concluyeron los informes de gobierno de los presidentes municipales en Quintana Roo, y basándonos en los discursos de los diez alcaldes priistas, vivimos en un estado con administraciones maravillosas, eficientes, donde reina la seguridad y la prosperidad, donde todo es felicidad y aplausos por los numerosos logros de quienes mantienen las riendas de los Ayuntamientos.
La tónica en los diez informes de los alcaldes fue exactamente la misma, extraída del manual del dinosaurio priista la mecánica de cada evento fue diseñada ex profeso para alimentar el ego y la imagen de los presidentes municipales, preparando escenarios a modo para dejarse querer por el pueblo –acarreado con este fin– y por los mismos miembros de la clase política que se deshacen en elogios para los gobernantes en turno.
Me sorprende, como ciudadano, la nula capacidad de autocrítica de quienes dirigen nuestros municipios y considero que ese aspecto es el origen de los grandes males que azotan a la política mexicana en general.
Y es que lo que debe ser un ejercicio de rendición de cuentas, donde el objetivo principal es hacer un balance del desempeño laboral de los gobernantes que elegimos con nuestros votos, donde se debe poner en la balanza lo bueno y lo malo, donde los ciudadanos deberíamos tener el poder de cuestionar, de preguntar, de exigir resultados en áreas sensibles, lo han convertido por tradición en un circo, lleno de falsedad y de auto adulación.
Esto se convierte en un círculo vicioso entre la clase política que se palmean las espaldas unos a otros ajenos al verdadero sentir ciudadano que no ve con buenos ojos los resultados que tanto presumen.
Es común ver en los informes a los políticos de moda echándose flores unos a otros, alimentando su egolatría de forma recíproca dentro de su burbuja que, como en el cuento del príncipe feliz, no los deja ver la triste realidad que vive el pueblo que los eligió.
Pero el círculo de la adulación no termina allí, sino que se traslada a las redes sociales más influyentes. Allí, en el Twitter y en el Facebook, el intercambio de halagos entre los mismos de siempre sigue fluyendo continuamente.
Para cerrar el círculo no faltan también las “opiniones” y análisis de periodistas afines al sistema, de esos que se sienten amigos de los políticos y hasta miembros de la misma clase, que describen con poca destreza los tremendos éxitos alcanzados por los alcaldes que hoy gobiernan.
No tendremos mejores gobiernos, si el círculo de la adulación no se rompe, porque como lo dijo el periodista y escritor colombiano Jorge González Moore, “se madura y evoluciona cuando se hace autocrítica y se acepta la crítica constructiva”. Eso les falta a nuestros alcaldes.