CAFÉ DE ALTURA
Javier Chávez Ataxca
Como una obra terrorífica de Stephen King, en una zona enmontada cercana a la Megaescultura de Chetumal –en el Boulevard Bahía– encontraron cadáveres de mascotas caninas que debió incinerar la empresa Xibalbá. El dueño es Guillermo Alejandro Yah Navarrete, con un antecedente de estafador sepultado por los años.
Una oleada de indignación sacudió a nuestra capital, porque al dolor original de los dueños de las mascotas se sumó otra puñalada en sus corazones, ya que las cenizas de sus animalitos eran en verdad tierra de monte, mientras en bolsas negras de basura los canes se engusanaban a cielo abierto.
Que el fraude haya ocurrido es lo inaceptable, porque todo el gobierno dejó pasar esta estafa presuntamente cometida por Alejandro, quien logró escapar dejando el incendio de ira en la capital, porque vio la cara a decenas de chetumaleños y chetumaleñas que pagaron al menos 3 mil 500 pesos por conservar las cenizas de sus amigos más fieles.
Esta mañana en La Voz del Pueblo, la gobernadora Mara Lezama dijo que hay 53 denuncias ante la Fiscalía General del Estado, más las que se sumen en estos días.
Dijo que Xibalbá ya fue asegurado y reconoció todo el mérito a los ciudadanos para destapar este fraude que calificó como “ruindad”.

En febrero de 2013, el Ministerio Público del Fuero Común abrió un expediente contra Alejandro Yah por el delito de fraude, ya que bajó una lana a estudiantes de la Universidad de Quintana Roo para hacer un viaje a Xcaret, en Playa del Carmen. Y aunque después dijo que fue asaltado, pocos creyeron su cuento.
Después reapareció como incinerador de mascotas y las autoridades no lo vieron. Ahora está prófugo.

Quiero reconocer el profesionalismo del reportero Alex Dorado, quien destapó la noticia y ha hecho una cobertura magistral. Con su video abro Café de Altura.






