Este tipo no se raja.
Le acaban de dar tremendo palo por uno de sus “juzgadores”, que parecieran querer sepultarlo de una vez por todas, y aun así no lo doblegan, al contrario, los reta, los confronta, los desnuda a la menor provocación que se le presenta.
La intención es refundirlo de nueva cuenta en el CERESO, pese a diversos, cuanto poderosos atenuantes que tiene a su favor, como la edad y los años que lleva recluido.
La intención es amolarlo, claro está.
Mario, sin embargo, no de deja.
Respinga, habla, escribe, está en sus genes la reacción inmediata al castigo, como los toros bravos.