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Los ciudadanos de a pie y la necesidad de transporte urbano en la capital de Quintana Roo

“Desde el cristal con el que miro”

Miriam Chan

Falta de transporte urbano, un problema para los ciudadanos comunes.

La finalidad del transporte público urbano es satisfacer, de manera eficiente, las necesidades de movilidad de los habitantes de una ciudad. De acuerdo al índice de transporte público, cada día más de 1.5 mil millones de personas en todo el mundo viajan en transporte público, y tan sólo a nivel nacional se realizan diariamente 130 millones de viajes, es decir, cerca del 80 por ciento de los mexicanos se traslada en transporte público urbano, esto de acuerdo a un estudio de la UNAM, realizado en el año 2017.

Lamentablemente, en la ciudad de Chetumal, capital de Quintana Roo, uno de los estados de México más visitados por turistas nacionales y extranjeros, también catalogada como la “ciudad donde inicia México” por su ubicación geográfica, en la frontera con Belice y puerta a Centroamérica, carece desde hace más de 6 años de transporte público urbano; es decir, los ciudadanos comunes que no cuentan con vehículos particulares, han sido privados de este importante servicio de movilidad, quedando a merced de los integrantes del Sindicato Único de Choferes y Automóviles de Alquiler (SUCHAA), ya que son la única opción de transporte colectivo a través de las llamadas “combis” y unidades de taxi, servicios que además de insuficientes, son ineficientes y abusivos en el cobro de las tarifas.

De acuerdo a la ley de los municipios, del Reglamento del Transporte Urbano en Ruta Establecida, la ley de Movilidad y al artículo 115 Constitucional, es responsabilidad y facultad exclusiva de los municipios, proporcionar, operar o regular el servicio de transporte público urbano; sin embargo, desde el año 2017, las familias chetumaleñas que habitan en las más de cien colonias populares,  carecen de este importante servicio, y en consecuencia tienen que utilizar gran parte de sus ingresos económicos para trasladarse a sus centros laborales, escuelas y hogares, impactando su economía familiar.

Antecedentes

¿Quién fue el responsable de semejante atropello, que en la actualidad lacera la economía de las familias que habitan en la capital del estado? Estimado lector, si usted lo desconocía o no lo recordaba, “Desde el cristal con el que miro” nos refresca la memoria; nada más y nada menos que Luis Alfonso Torres Llanes, quien fungió como presidente municipal de Othón P. Blanco, en el trienio 2016-2018. Este personaje retiro a la empresa Jet Van Car, para meter una nueva de nombre Investicora, la cual en menos de tres meses abandono la ciudad, dejando a los chetumaleños sin transporte urbano, y no está por demás resaltar que la gubernatura del estado era ocupada por Carlos Manuel Joaquín González, quien poco o nada hizo por dar solución a la necesidad de la población de un servicio de transporte urbano para la capital del estado.

A pocas semanas de concluir el trienio 2016-2018, Torres Llanes fue sustituido por María Luisa Alcérreca Manzanero, quien anunció entonces que la empresa Calidad del Sureste S.A de C.V seria la encargada de restablecer el servicio de transporte público urbano en la capital quintanarroense, sin embargo, el tema quedó en el abandono. Le siguió la administración del Otoniel Segovia Martínez 2018-2021, personaje gris de la administración municipal y quien simple y sencillamente dejó a un lado las necesidades de la población, sin la mínima muestra de interés por reactivar el servicio de transporte antes mencionado.

Es así como como han pasado seis años, seis años donde la economía de los usuarios del servicio de transporte público urbano, se ha visto desgastada, aunado a que son sujetos de abusos y desprecios por parte de la única opción que tienen en la actualidad de trasporte colectivo, es decir, el SUCHAA, por medio de las “combis” y las unidades de taxi. Asimismo, con la reciente reforma a la Ley de Movilidad de Quintana Roo, se admite y regula a las plataformas digitales que brindan servicio de transporte sin la necesidad de una concesión, pero las tarifas son mas elevadas que las de los taxis, luego entonces, los ciudadanos que carecen de un medio de transporte propio, siguen a merced de unos cuantos.

Estimado lector, sirva esta opinión periodística para recordar que todo esfuerzo que se haga para afrontar una mayor inclusión social y luchar contra la pobreza, debe incluir forzosamente la movilidad urbana, por lo que el servicio de transporte público urbano es entonces un factor determinante, tanto para la productividad económica de la ciudad como para la calidad de vida de sus ciudadanos, que requieren con urgencia un acceso correcto a la movilidad del transporte urbano para  para acudir a los servicios básicos de salud, educación, esparcimiento y trabajo, sin que estos repercutan en los ingresos diarios de las familias.

Nos leemos la próxima semana aquí “Desde el cristal con el que miro”.

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