Esta dama se llama Reyna Arceo y su chamba es la de Contralora del Estado.
Sin embargo, pareciera que la colocaron en el sitio equivocado, ya que, en donde debería estar, es en la dirección de un convento o un monasterio, porque, es tan buena onda la doñita, que hasta el día de hoy no se ha atrevido a tocar ni con el pétalo de una rosa a alguno de tanto pillo que fungió como servidor público en el sexenio pasado.
Y vaya que hay varios “angelitos” que hasta el santo día de hoy se pitorrean de la justicia y se dedican a disfrutar de la buena vida gracias a los excelentes dividendos que obtuvieron colgados de la ubre.
Así que, por materia prima no podrá quejarse.
Y, que caray, pese a todo, ¡ni siquiera un coscorrón para al menos taparle el ojo al macho!
Ya nada más falta que en una de esas, la casi beata, Sor Reyna, pugne por entronizar en los altares al más bandido de todos ellos.
Todo es posible en San Caralampio, ¿he?.
No lo dé por descartado.