“Desde el cristal con que miro”
Miriam Chan
Crece el turismo, pero no a la par de los servicios básicos de emergencia general
“Llamaradas”, “A prueba de fuego”, “Corazón de fuego”, “Héroes en el infierno” y un sinfín de títulos de películas llevadas a la pantalla grande hacen alusión a cómo los bomberos son el vivo ejemplo de valentía y entrega; hombres y mujeres con temple y coraje que dan hasta su vida para salvar la de otros seres humanos completamente desconocidos, ¿suena bien no? Lamentablemente no vamos a hablar de la industria cinematográfica, sino de las realidades que “los hombres del fuego” viven en Quintana Roo, estado donde la profesión es sumamente castigada tanto en el aspecto de seguridad laboral como en sus percepciones salariales.
Pero no solo los bomberos arriesgan su vida por haber decidido ejercer esta profesión tan mal pagada y con carencias de equipo adecuado para realizar su labor en caso de un incendio de grandes magnitudes; recordemos que el estado de Quintana Roo vive del turismo, y tan solo en el año 2022 recibió poco más de 20 millones de visitantes nacionales y extranjeros, quienes se hospedan y movilizan en toda la geografía estatal y en consecuencia están expuestos a sufrir algún tipo de siniestro, como el ocurrido recientemente en la ciudad de Puerto Morelos, donde turistas fueron evacuados y 3 integrantes del cuerpo de bomberos resultaron lesionado al quemarse 11 cuartos de hospedaje, una bodega, así como el restaurante del hotel. Recordemos también que a finales del mes de noviembre del año 2022 en la Isla de Holbox se suscito otro incendió de gran magnitud, donde a consecuencia de la explosión de un tanque de gas estacionario se consumieron 2 hoteles de la zona turística de dicha isla, dejando una persona lesionada y decenas de habitaciones quemadas.
De acuerdo a las cifras antes mencionadas respecto al arribo de turistas y que cada año los gobiernos presumen con bombos y platillos, es muy claro que el turismo crece pero, lamentablemente, no a la par de los servicios básicos de emergencia general, como el que proporcionan los cuerpos de bomberos, quienes no solo ayudan a apagar los incendios sino que ofrecen diversos programas de seguridad.
Es obvia la importante necesidad de que los destinos turísticos de Quintana Roo cuenten con un eficiente “cuerpo de bomberos”; recordemos que en la mayoría de los centros de hospedaje utilizan tanques de gas estacionarios así como materiales de la región, como el guano para la construcción de palapas, restaurantes y techos de habitaciones, que, aunque son muy frescos, también son fáciles de arder cuando entran en contacto con una pequeña fuente de calor o chispa.
Tan solo en el” heroico cuerpo de bomberos” del municipio de Othón P. Blanco se requieren, en lo inmediato, aproximadamente 20 millones de pesos de inversión para brindar un servicio más o menos eficiente. En la actualidad sólo existen 4 estaciones de bomberos, 3 en la capital del estado y 1 en la localidad de Mahahual, las cuales son operadas por aproximadamente 65 elementos, entre operativos y administrativos , y es gracias a las donaciones de equipamiento especial de las asociaciones internacionales de bomberos como “Cruzando Fronteras”, que los bomberos de la capital quintanarroense cuentan con uniformes seguros y equipo de respiración para poder cumplir con esta valiente profesión.
Estimados lectores, los bomberos son el vivo ejemplo de que, efectivamente, no se necesita tener superpoderes o una capa para ser verdaderos héroes de carne y hueso; héroes reales que día a día se juegan la vida por salvar la de los demás, aunque sus ingresos son paupérrimos y la autoridad competente los tiene en el olvido, pese a que habitamos en un estado que vive del turismo; por eso la urgente necesidad de invertir en la adquisición de carros bomba, camiones cisterna, ambulancias, camionetas de rescate, así como uniformes nuevos y no de donación “con vida útil.
Recibimos turismo de todo el mundo, luego entonces, nuestros servicios básicos de emergencia general deberían de estar al nivel del turismo que ofertamos, así como también para los habitantes que nacieron o decidieron vivir en este bello estado.
Nos leemos la próxima semana aquí “Desde el cristal con el que miro”.