Alerta Roja
Javier Chávez Ataxca
En la recta final de su mandato el gobernador Carlos Joaquín González obsequió su autonomía a la Universidad de Quintana Roo, pero este regalo es una farsa porque nuestra “máxima casa de estudios” nunca ha tenido libertad de acción y es manejada por su rectora Consuelo Natalia Fiorentini Cañedo como un jardín de niños.
Esta grave limitante se comprobó recientemente con la visita del candidato presidencial naranja Jorge Álvarez Máynez, quien invitado por el Colegio de Estudiantes (Colest) aceptó acudir a nuestra universidad fundada por el gobernador priista cozumeleño Miguel Borge Martín.
Pero el líder del Colest y su directiva se escurrieron bajo el mesabanco cuando la rectora puso trabas, aunque al final dio luz verde con la condición de que el equipo de Máynez pagara 40 mil pesos por la renta del auditorio.
Ya con la visita en la agenda los “fosfo fosfo” aceptaron pagar para el encuentro, quizá por vez primera en su campaña que apoyó en visitas a universidades y otros centros de educación superior.
Pero poco después la rectora Natalia Fiorentini metió reversa y dijo que ni pagando se aceptaba la visita del único candidato presidencial que llegó a Chetumal, un episodio humillante para la comunidad universitaria porque exhibe el fraude de su autonomía.
Al final Máynez fue recibido modestamente por la UNID en el primer cuadro de nuestra capital, pero el evento fue un infierno bajo una carpa insoportable ubicada en su zona frontal donde la universidad privada tiene un espacio para educación física, cruzando la avenida Juárez.
La revisión del papelón de la Universidad con la visita de Máynez es necesaria para evaluar los alcances de una autonomía muy fuerte en el papel, pero que se desinfla como globo al ser pinchada por un alfiler.