Alerta Roja
Javier Chávez Ataxca
El chetumaleño de ahora a duras penas reacciona y mantiene viva la llama de la indignación ante el vendaval de violencia que arrebata vidas en nuestra capital y en otras regiones del estado. Predomina en él un estado de resignación, habituado a la creciente frecuencia del delito con su abanico de daños, muchos con culminación mortal y sin castigo.
Esto ocurre mientras un pelotón de aspirantes a posiciones políticas sigue concentrado en sus campañas anticipadas, cerrando ojos y oídos ante la tragedia colectiva porque todos podemos ser víctimas o ya lo hemos sido.
Pero el corazón de los futuros candidatos está blindado y en su cerebro solo hay espacio para la estrategia de las campañas disfrazadas, persiguiendo la reelección o aspirando al cargo como un fin, no como un medio para ir sanando al paciente atacado por la gangrena de una delincuencia que desafía y arrodilla al gobierno en todas sus facetas.
Y mientras la sangre corre por las calles y lleva el luto a las familias, los candidatos siguen en lo suyo con una lluvia de promesas que ni siquiera intentarán cumplir los de Morena, Verde Ecologista, PT, PRI, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano.
El capitalino tiene una coraza de insensibilidad que bloquea sus reacciones, dejando que broten y se agoten en segundos ante la pantalla de los celulares, mientras acumulan noticias de nota roja con imágenes de asesinados y avisos de mujeres y hombres privados de la libertad por los malvados.
Y los futuros candidatos andan en la bola de la promoción para ganar puntos de popularidad, mientras Chetumal sufre por sus heridas mortales como casi todo Quintana Roo.