CAFÉ DE ALTURA
Javier Chávez Ataxca
El contagioso entusiasmo de la chetumaleña Cora Amalia Castilla Madrid sorprende más cuando contemplamos el agotado jamelgo que monta: la sede de un PRI estatal prácticamente desmantelado y con al menos 50 hijos ingratos que han sobresalido y brillan en tres o cuatro fuerzas partidistas, con Morena y Movimiento Ciudadano en primera línea.
Con el PRITanic en agonía, la exalcaldesa capitalina llama a la tripulación para que la ayude a salvar al monstruo tricolor de los siete mares y reanudar la travesía por el Mar Caribe, a fin de reconquistar los territorios en poder de la 4T.
Cora Amalia nunca tuvo una misión tan complicada en sus manos, porque se han ido los mejores combatientes. Dos de muestra por el limitado espacio: Juan Luis Carrillo Soberanis (dos veces alcalde priista de Isla Mujeres) y Mildred Ávila Vera, diputados federales del Verde y Morena.
En las arcas del expartidazo quedan escasas monedas, pero además Morena con sus aliados lucen invencibles y la oposición a duras penas mete las manos. Y pese a estas enormes dificultades ella desarrolla su plan de trabajo, orgullosa de su casaca roja y con ánimo combativo.
En la conferencia de prensa de ayer lunes quiso tener un acercamiento con los reporteros y lo aprovechó para hablar de tres o cuatro temas en cascada. A Cora Amalia le preocupan los secuestros virtuales y expuso su preocupación ante el avance de ese delito de nuestro tiempo.
A pregunta de Anwar Moguel, habló mal del exdirigente priista chetumaleño Raymundo King de la Rosa, quien ahora construye el embrión partidista Somos México (Somos MX).
“Lamento mucho que ese nuevo partido empiece mal, con una persona que le hizo tanto daño al PRI”. Detalló que el daño hecho por Raymundo lo siguen pagando con laudos y multas, “por ser irresponsable”.
Es la franqueza inalterable de Cora Amalia, quien puede ser acusada de todo, menos de corrupta e incompetente.
El “no mentir, no robar y no traicionar” de Morena es su hábito de toda la vida, pero ella sigue y seguirá en el PRI.
