Caza de campaña
Javier Chávez Ataxca
Este dos de junio nuestro racimo de candidatos maya caribeños será evaluado a la hora buena por los electores que premiarán y castigarán según sus motivaciones y estado de ánimo, seleccionando entre las coaliciones encabezadas por Morena y Verde y por PAN y PRI, con Movimiento Ciudadano jugando solitario y un perredismo aliado de priistas y panistas en la elección federal, pero que va solo en la competencia local.
Con todo el descaro Morena se cuelga de los programas clientelares del Presidente Andrés Manuel López Obrador para garantizar un “voto duro” alentado por la gratitud; son miles y miles de ancianos, mujeres y hombres en plenitud, campesinos y jóvenes que reciben becas e ingresos para acceder a su primera chamba.
No es casual que Claudia Sheinbaum Pardo –candidata presidencial de Morena– defienda en sus spots y debates la paternidad y maternidad de esta ayuda social, porque le garantiza a Morena el respaldo de millones de humildes que serán lanzados a las urnas para defender estos puntuales depósitos que no los sacan de pobres, porque esa ayuda equivale a echar 50 pesos de gasolina al auto. Pero “a caballo regalado…”
Aún con este refuerzo, hay candidatos morenistas que están en riesgo. Uno de ellos es el mediocre e impopular Humberto Aldana Navarro, quien abandonó la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso local para ser candidato a diputado federal por el distrito 4 de Cancún.
También hay alcaldías donde Morena se siente inseguro. Una de ellas es la de Felipe Carrillo Puerto, donde tuvo que intervenir el Fiscal General Raciel López Salazar para enviar a prisión al “Chak Meex” José Esquivel Vargas, a punto de ser de nuevo candidato del PRD a la alcaldía de ese municipio maya.
La alcaldesa morenista Mary Hernández es vulnerable y esa debilidad fue expuesta por el injusto castigo recibido por “Chak Meex”, quien permanecerá en prisión domiciliaria mientras dure la elección, lo que demuestra el uso político de la procuración de justicia encomendada a un chiapaneco ausente, pero que aparece cuando tiene que ser riguroso árbitro electoral para expulsar a quien huele a peligro.