Cientos de estudiantes y egresados de la Universidad de Quintana Roo (UQROO) y otros planteles de nivel superior salieron este jueves a las calles a manifestarse con vigor e indignación, alzando la voz para condenar la barbarie que ha partido el corazón del estado de Guerrero, provocando reacciones de condena en gran parte del planeta.
Nuestros jóvenes reaccionaron con valentía, dejando en el clóset la pasividad que los ha caracterizado para asumir un papel activo que ha provocado insomnio en mandos burocráticos que no están a la altura del desafío, como la Rectora Elina Coral Castilla, cuyo concepto de la Universidad se agota en tareas insípidas y comportamiento borreguil del alumnado.
Lo que no comprende Elina Coral es que el país está en guerra, y esta se tiene que librar casa por casa, aula por aula y plaza por plaza, hasta consolidar un ejército de mexicanos que de la espalda a la violencia y respete las reglas de sana convivencia, como ansiamos millones de mexicanos que deseamos lo mejor para nuestras familias y país.
Me ha sorprendido gratamente el brioso despertar de estos jóvenes quintanarroenses que han estado en otra órbita, alimentando elección tras elección los niveles de abstencionismo por su alergia a la política. A esta marcha se sumaron padres de familia, lo que es otro signo muy alentador.
Y salieron a las calles aguijoneados por una excusa de muy mal gusto, ya que las instalaciones de la UQROO fueron cerradas para efectuar una absurda fumigación contra el mal de San Vito y el amarillamiento letal del cocotero.
Elina Coral ignora que la Universidad no se agota en unas lindas instalaciones, ya que su alma genuina se encuentra donde hay dos estudiantes en plena discusión, defendiendo posturas irreconciliables. La UQROO tampoco es representada por un puñado de dirigentes vendidos, escudados en un Colegio Estudiantil (Colest) que mangonea a placer la ex diputada federal del PRI.
Se equivocan mandos burocráticos como Elina, quienes pretenden llevar la fiesta en paz manteniendo en el redil a nuestros jóvenes, convirtiéndolos en autómatas incapaces de contradecir al catedrático por temor a recibir malas calificaciones.
Lo negativo: la aparición de elementos de Seguridad Pública con fines de intimidación, y que no aparecen cuando la delincuencia agrede a la población. El desempeño de estos policías se debe revisar para que cumplan con sus funciones, dejando de consentir a los malosos que roban hasta en las iglesias de Chetumal.