Javier Chávez Ataxca
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Nunca he votado por candidatos del PRI a la Presidencia, y cuando hay elecciones locales me inclino por la mejor opción, pese al partido que los postule. A estas alturas ya quedó superado un principio tan arraigado a fuerza de décadas: el PRI tiene el monopolio de la corrupción, y los de la oposición panista y perredista son unas blancas palomas que cruzan el pantano.
El voto es secreto, a menos que uno decida lo contrario. Por ello les confieso que he votado por Cuautémoc Cárdenas, Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador. Insisto, no soy de izquierda ni de derecha, sino un hombre que cree en la alternancia como mecanismo de depuración de excesos y metidas de pata.
Yo autoricé la entrevista con Gerardo Fernández Noroña, y fue Fidencio Uicab quien me contactó para abrir el espacio radiofónico en Sipse Café, a principios de mayo de 2014. Así soy, sin que tomase en cuenta el estilo de Noroña. O quizá ese estilo tan desequilibrado de locochón me animó a dar ese paso sin consultar con los mandos superiores.
Pero Noroña entró en una confrontación con mi compañero Ramón Humberto González Reyes, un hombre que por amor al arte participaba en nuestras emisiones diurnas. Me consta que Ramón Humberto es menos gobiernista y corrupto que Latifa Musa Simón y demás lacras que se han refugiado en el partido Morena en Quintana Roo, sacando a flote un resentimiento que les corroe las entrañas y sin dejar de presumir una honestidad tan ajena.
Y subir un video para lapidar a un periodista de mi equipo de colaboradores es algo tan infame que exhibe el grado de pestilencia de su ser.
Recuerden que sus líderes postularon al engendro de Abarca, señalado junto con su pareja como el autor intelectual de la ejecución de los 43 estudiantes normalistas de Ayotnizapa.
Por cierto, si confirmo que fue López Obrador el que dio luz verde a esta postulación nauseabunda, que se vaya olvidando de mi voto.
Los movimientos de los militantes de Morena son una calamidad en Quintana Roo, y lo digo con la autoridad que me confiere el haber votado por López Obrador. Puedo compararlos con la porra furibunda que hace destrozos en las gradas, ya derrotado su equipo en buena lid.
Este nivel de izquierdistas da pena ajena, ya que ahuyenta a simpatizantes como yo. Porque lanzan mordidas con rabia y sin tomarse un respiro para activar el cerebro. Y no me sorprende que mi posicionamiento incomode y desate una marea de mordidas, porque así es su naturaleza y no tienen remedio.
Nunca votaré por Morena en Quintana Roo, porque me asquea su decálogo del odio y destrucción impune en las calles. En cambio, seguiré votando por López Obrador hasta que haya otro adversario de alcurnia que se lance con todo contra el PRI.
Bien dicen que «cuando la perra es brava»…
