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El alcalde “Rebelde” quiere verle la cara al mismo SAT

Déjame te Cuento
Ángel Solís

En una clara exhibición de ignorancia, el presidente municipal de José María Morelos, Erik Borges Yam, reconoció ante los medios de comunicación que simula gastos, deduciéndolos en las empresas de grúas que tiene en Playa del Carmen y Felipe Carrillo Puerto, incurriendo en un grave delito de índole federal al intentar defraudar al Sistema de Administración Tributaria (SAT).

Y es que recientemente en un evento realizado en ese municipio con motivo de los 100 días de su gobierno (segundo periodo), Borges Yam —conocido como “Rebelde”— aseguró que el viaje de una semana a Madrid, donde asistió a la Feria Turística Fitur 2025, no fue con recursos públicos del ayuntamiento sino que fue pagado con sus recursos, ya que todos los gastos los deduciría con sus actividades empresariales.

“Soy empresario, mis gastos cuando los paso a mi empresa son deducibles para mí; de allí los deduzco”, dijo y sin darse cuenta se dio un escopetazo en el pie.

Su inocente intento de transparencia se convirtió en un alarde de cinismo, al dejar en claro que deduce gastos que no tienen nada que ver con su actividad empresarial, ya que su viaje a España fue para colarse en las fotos con la delegación quintanarroense que estuvo promocionando los destinos turísticos del estado, y donde José María Morelos no llevó ni las fotos de la producción de sandías.

La Ley del Impuesto Sobre la Renta (ISR) en su artículo 27 es claro para que es un gasto sea deducible debe: “Ser estrictamente indispensable para los fines de la actividad del contribuyente” por lo que viajar a España a eventos turísticos-políticos en calidad de presidente municipal no tiene nada que ver con su actividad empresarial de servicio de grúas.

Sus mismas palabras hunden al Rebelde, ya que ni siquiera puede cambiar su versión asegurando ahora que fue por viaje de placer pagado con sus ingresos, ya que es una autoridad municipal en funciones y por lo menos debió contar con la aprobación de los integrantes de su Cabildo para del país y dejar tirado el cargo. De igual forma, los gastos que haya generado ese viaje no son deducibles para la actividad empresarial que realiza.

Erik Borges está en su derecho de meter a su contabilidad esos gastos, pero al no ser utilizados para el fin empresarial le estaría viendo la cara al SAT.

El Rebelde no solo simula gastos, hasta los presume, ya que reconoce públicamente el delito en que incurre ante los medios que difunden sus actividades en redes sociales.

El alcalde morelense no necesita “detractores”, como llama a la gente que le señala sus excesos y abusos, porque solito se hunde y expone su escasa preparación e inocencia política.

Esperemos que el SAT revise muy bien las cuentas fiscales de este político morelense y sus declaraciones de impuestos de los últimos tres años, porque de hacerlo de manera correcta le podrían comprobar que incurrió en el delito de Defraudación Fiscal, lo que será el fin de su carrera política.

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