Chetumal, 26 de noviembre
Ángel Solís
Desde políticos rancios con negro pasado hasta integrantes de asociaciones ex combativas, la 4T en Quintana Roo pretende acabar con todos los opositores y críticos de su manera de gobernar, ya sea por las buenas, metiéndolos a alguna nómina, como por las malas, reviviendo carpetas de investigación que ya tenían telarañas de lo archivadas que estaban.
El ejemplo de que la oposición en Quintana Roo se fue a la basura, lo podemos encontrar con dos claros ejemplos: José Luis Pech Várguez y Filiberto Martínez Méndez, quien son víctimas de su propios actos del pasado, al contar con expedientes por desvíos de millonarios recursos, tanto de ellos como de familiares muy cercanos, que los obligarán a vivir agachados por los próximos tres años.
En el ocaso de su carrera política, el Doctor Pech de 70 años y el Químico Filiberto de 55 años, con la vida económicamente resuelta, y una fortuna acumulada para que vivan tranquilamente por tres generaciones, estos personajes de la política decidieron llegar al Congreso del estado a hacer el papelón su vida para pasar a las páginas negras de la historia de Quintana Roo.
Fili, luego de ser considerado en el pasado por el PRI como su prospecto a la gubernatura del estado, hoy deambula por el Congreso local, y solamente aparece para abrazar y tomarse la foto cuando acude el Fiscal del Estado Raciel López Salazar, quien lo persiguió en la campaña electoral pasada y lo orilló a refugiarse en la selva lacandona de Chiapas, padeciendo el Síndrome de Estocolmo.
En el caso del Doctor Pech, un hombre de la tercera edad que se niega colgar la guayabera y que viene de ser Senador por el partido Morena, para luego saltar y llegar a Movimiento Ciudadano, donde dicho sea de paso se mantiene callado como momia ante los abusos contra los militantes de su partido, como es el caso de Francisco Puc Cen “Xiximac”, a quien la Fiscalía General le inventó una carpeta de investigación para alejarlo del Cabildo de José María Morelos y de la vista de su polémico alcalde Erik Borges Yam, conocido como “Rebelde”.
Al doctor lo persigue su pasado cuando fue rector de la Universidad de Quintana Roo, donde a precio de ganga prácticamente regaló el patrimonio de esa casa de estudios en una zona de alta plusvalía: 36 hectáreas de terreno en el municipio de Tulum.
Aunado a esto, su hijo, José Luis Pech Galera, ex rector de la Universidad Politécnica de Quintana Roo (UPQR), cuenta con una carpeta de investigación por unas contrataciones ilegales de empresas fantasma por más de 77 millones de pesos, relacionadas en la famosa investigación conocida como “La Estafa Maestra”.
Al tenerlos bien agarrados de la parte que más duele del cuerpo, tanto Pech como Filiberto se han convertido en dos aplaudidores más de la 4T.
Y del lado de las buenas, esta semana, luego de varios meses de ser una recia opositora a este gobierno de la Cuarta Transformación, ser parte de las promotoras de la campaña a la presidencia municipal de la “naranja” Lidia Rojas Fabro e incluso ser parte del grupo de personas que promovieron un amparo contra el retiro del monumento a Andrés Quintana Roo y la construcción de una cafetería en la entrada del Congreso del estado, desde el gobierno decidieron darle una posición directiva en las oficinas de la Secretaría de Educación, para callarla.
(Ex) o Integrante del Consejo Ciudadano de Chetumal, la profesionista chetumaleña se había convertido en la pesadilla de la alcaldesa Yensunni Martínez Hernández, a quien un día sí y otro también le publicada y etiquetaba en sus redes sociales los errores y problemas que se presentan a diario en esa bella ciudad.
El acabar con la crítica y dejar solo los aplaudidores no es nuevo en Quintana Roo, Roberto “Beto” Borge Angulo, solamente por las malas, lo pretendió hacer, hoy desde una cárcel de máxima seguridad en el estado de Morelos, seguramente se arrepiente de no haber escuchado sus errores y buscar la manera de solucionarlos con tiempo.
Uno a uno, en Chetumal la oposición y los críticos están cayendo como moscas, algunos por el chingadazo de los expedientes en su contra y otros atraídos por la miel que representan los puestos de poder en el gobierno.