Pena Capital
Javier Chávez Ataxca
Novedades Chetumal
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El próximo primero de octubre el Centro Regional de Educación Normal “Lic. Javier Rojo Gómez”, más conocido como la Normal de Bacalar, celebrará su 45 aniversario inmerso en un acentuado desprestigio por los pésimos resultados obtenidos en los exámenes de oposición por los profesores egresados de sus aulas.
La evaluación de ingreso al Servicio Profesional Docente puso en evidencia lo que desde hace mucho se sabía: la Normal de Bacalar no brinda una preparación profesional adecuada para los futuros profesores, pues de los egresados más del 65 por ciento resultaron “no idóneos” para estar frente al aula.
Mientras con la Reforma Educativa se aprietan tuercas, impidiendo la venta y herencia de plazas, y exigiendo un examen de conocimientos y habilidades a todos aquellos profesores que aspiren a dar clases en preescolar, primaria, secundaria y hasta bachillerato, en la Normal los vicios y corruptelas siguen tan arraigados hoy como ayer, ante la complacencia de autoridades educativas locales y dirigentes sindicales.
Tras realizar una exhaustiva investigación, no es difícil encontrar la causa del raquítico desempeño de los licenciados en educación egresados de esta longeva institución, pues basta con observar la radiografía del personal docente de la Normal para comprender las causas del colapso.
De los casi 40 docentes que componen la plantilla docente de la Normal, casi la mitad son jóvenes con escasa o nula experiencia como profesores, que saltaron directamente de sus escuelas a las aulas del CREN de Bacalar gracias a que su papi o mami son trabajadores de esa institución.
Peor aún: algunas secretarias o intendentes, cuya vida la pasaron tras un escritorio llenando documentos, realizaron estudios de licenciatura o maestría y de inmediato fueron ascendidos a catedráticos formadores de docentes, a pesar de que jamás tuvieron la experiencia vivencial de estar frente a un grupo de educación básica.
Van algunos casos que evidencian, con nombre y apellido, la pudrición que corroe a esta institución formadora de maestros donde la norma para convertirse en catedrático no es la excelencia, mucho menos la preparación y experiencia, sino tan sólo contar con un familiar que herede su lugar.
La mayor muestra de la corrupción que reina en la institución empieza desde la cabeza, con el actual director Ángel Damián Sabido Ojeda, quien apenas obtuvo su cédula profesional como licenciado en educación primaria egresado de la misma institución en 2010. Con tan sólo unos meses de experiencia como maestro de grupo se convirtió en catedrático de la Normal gracias a que su madre, la maestra Delta Sabido Ojeda –ex directora de la Normal– se jubiló y le heredó su plaza.
¿Cómo un joven con escasos cuatro años de servicio pudo convertirse en director de la institución? La explicación está en que el profesor Ángel Damián cuenta con todo el respaldo de otro maestro de la Normal con grandes influencias en el SNTE, Carlos Caballero, con el cual mantiene una muy estrecha relación. Por causas “entrañables” fue el propio Caballero quien lo impulsó desde la vía sindical para que lograra su ascenso de manera meteórica.
No hay manera de que un joven inexperto, sin mayor conocimiento del tema de formación docente –ya que no concluyó su proceso de maduración al saltar directamente a la Normal– logre resultados óptimos con un equipo de catedráticos tan faltos de experiencia como él.
La relación de irregularidades es tan enorme como indignante, y para muestra veamos el siguiente caso: en 2005 la maestra Olinka Interián Ku, egresada de la Normal como licenciada en educación primaria en 2001, llegó a la institución heredando la plaza de su madre, Lizbeth Ku Uc, con tan solo cuatro años de experiencia frente a grupo.
En 2011, su hermana, Vianey Interián Ku, cuya cédula profesional indica que egresó de la Normal con la misma licenciatura en 2009. Con tan sólo dos años de servicio se convirtió en formadora de futuros maestros gracias a que heredó la plaza de su tía, Ana Rosa Ku.
Por si esto fuera poco, apenas un año después la joven profesora Vianey Interián maniobró para que su esposo José Miguel Gómez Córdova, licenciado en psicología por la Universidad de Valladolid egresado en 2011, lograra incorporarse a la plantilla docente de la Normal de Bacalar.
Pero si seguimos jalando la cuerda los trapos sucios siguen saliendo a la luz, como es el caso de la profesora Mariel Azueta Xix, licenciada en educación especial egresada apenas en el 2011 de la Normal de Bacalar, quien ingresó gracias a la herencia de su suegra, Alicia Pérez. Si el segundo apellido les suena conocido es porque la jovencita formadora de “no idóneos” es también sobrina de Elda Xix Euan, ubicada en la sección 25 del SNTE desde hace más de una década.
Hablando de más docentes normalistas con nexos con el sindicato, no podemos dejar de mencionar a Diego Joshafat Uc Sosa, licenciado en educación primaria intercultural bilingüe egresado de la propia Normal apenas en el 2013. Sin pisar jamás un aula de clases y gracias a sus tíos Rafael Uc Sosa –ex director y docente de la Normal– y Carlos Mario Uc Sosa, comisionado de la Sección 25 del SNTE, logró tener una plaza muy bien pagada en la institución.
Por su parte, la psicóloga Quitzé Koh Romero, egresada de la Universidad Modelo en 2009, se convirtió en docente de la Normal después del trágico fallecimiento de su padre,Arturo Koh Euan.
Otro de los inexpertos que engordan la nómina de la Normal es Zeus Christian Juárez Ramírez, del cual por cierto no existe constancia de que cuente con cédula profesional en la página oficial de la SEP, por lo quizá esté en trámite. Tampoco ha pisado un aula ni por accidente y recibió la plaza por herencia de su padre, Francisco Juárez.
En la lista aparece el nombre de Nallely Buitrón Pérez. Egresada de la normal como licenciada en educación primaria en 2007, y con apenas un par de años de servicio la convirtieron en catedrática gracias a las influencias de su padre, el ex diputado priista Margarito Buitrón, y a su cuñado, el ex líder de la Sección XXV del SNTE, Alexander Zetina Aguiluz.
Entre las más jovencitas se encuentra la profesora Araceli Yam Suárez, quien apenas con 22 años ya tiene una plaza en la Normal, con cero experiencia como docente en ningún nivel, gracias a una negociación con la ex profesora Cristina Fuentes, quien le dejó su plaza al parecer por un acuerdo personal.
Un caso que llamó mucho la atención fue el del profesor Gustavo Gil, egresado de la licenciatura en educación primaria en el 2007. Su mamá era secretaria de la Normal y se jubiló en el 2008, logrando que el joven profesor entrara a la institución con una plaza de intendente. Poco más de un año después fue ascendido a una plaza docente y ahora es un flamante formador de maestros en la pseudo Normal, a pesar de que solo trabajó un año frente a grupo.
Otro que fue beneficiado por el feudo familiar en que se ha convertido la Normal fue José Antonio Prisco Pastrana, egresado en el 2010 como licenciado en manejo de recursos naturales por la Uqroo. En 2012, gracias a que su padre el ex profesor José Prisco se jubiló, se convirtió en uno más de los formadores de “no idóneos”.
Dos anomalías interesantes son las de las profesoras Nidia Irene Sierra Flores y Lety Poot Pérez, quienes empezaron como secretarias y terminaron siendo docentes de la Normal gracias a que estudiaron una maestría, pero jamás tuvieron la experiencia de ser maestras frente a grupo.
Cerrando la lista de los favorecidos por la herencia se encuentra el prefecto de la Normal, Ever Poot, hijo del ex maestro de historia Manuel Poot, quien negoció con la cláusula familiar y logró que le entregaran una plaza no docente, por no contar con el perfil profesional.
Y aunque tales anomalías son harto conocidas, la Secretaría de Educación y Cultura no ha metido las manos para obligar a que sean elementos con la preparación, experiencia y probado perfil los que accedan a estas plazas que deben ser reservadas para los mejores maestros y no para hijos, nueras y entenados.
Como responsable de la educación, José Alberto Alonso Ovando debe atender de inmediato el desastre en la Normal de Bacalar y acabar de una vez por todas con esos vicios que estas familias han mantenido por décadas, apropiándose de esa institución cuyo nivel yace en el fondo del cenote azul de Bacalar.
Cerca de cumplir sus 45 años, urge replantear esta Normal. Para empezar, todo su personal docente fraudulento debe ser devuelto a la secundaria, cuando menos, pero en calidad de alumnos.