Tiro Libre
Anwar Moguel
Novedades Chetumal
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Desde el pasado viernes dio inicio el Congreso Juvenil organizado por la actual Legislatura local, donde 25 jóvenes fueron seleccionados para participar en una serie de talleres y mesas de trabajo relacionadas con el trabajo legislativo, e incluso se abre la puerta para que desde la propia juventud surjan iniciativas de ley benéficas para ese importante sector de la población.
Sin duda que de este evento se pueden rescatar muchas cosas positivas, porque cubren una necesidad de nuestra sociedad: el involucrar a los jóvenes en la vida política y democrática de nuestro estado. El hecho de abrirles la puerta del Congreso con acciones que fomenten su participación es muy importante.
La organización, que involucró a los diputados locales, al Ieqroo y a los municipios, mostró que cuando se quiere se puede realizar un trabajo coordinado entre distintos poderes y organismos gubernamentales para lograr un objetivo en común.
Pero lo mejor del Congreso Juvenil es la vivencia que se llevarán estos 25 jóvenes universitarios de participar en un evento donde, de primera mano, conocerán el proceso legislativo que sienta los fundamentos de nuestra sociedad, experiencia que puede incidir en su actuar y pensar político por el resto de sus vidas.
Sin embargo no todo es digno de aplaudirse, porque hay otros aspectos nada positivos sobre este evento que también deben señalarse y corregirse.
Y no estamos hablando de organización ni del proceso de planeación, donde de hecho hubo varios errores pero sin mayor importancia. Estamos hablando de problemas de fondo, de la simulación y el lucro político de ciertos personajes que aprovechan cualquier oportunidad para abonar a sus ambiciones personales.
Lo malo del Congreso Juvenil, es que los jóvenes seleccionados, destacados muchos de ellos en el ámbito académico, son relegados a segundo plano mientras que dos o tres diputados locales se pavonean en las redes sociales utilizando el evento para promocionar su imagen. Dejan claro pues, que las estrellas del Congreso son ellos y no quienes deberían serlo: los jóvenes participantes.
Lo feo es que, además, algunas –como las diputadas priistas ArletMólgora y Berenice Polanco– están utilizando la plataforma del Congreso Juvenil para subir sus bonos electorales rumbo al proceso de 2015, dejando de lado el principal propósito del evento. No extraña entonces que estas diputadas hayan sido dos de las principales promotoras de este Congreso.
Y lo peor es que, las ideas, las propuestas e iniciativas que podrían surgir de manera genuina de los jóvenes participantes en este Congreso, por muy buenas que sean, serán archivadas en carpetas y lanzadas al olvido. Al tiempo.