Déjame te Cuento
Ángel Solís
Este miércoles, la secretaria de Gobierno, Cristina Torres Gómez, y el Consejero Jurídico del Gobierno del Estado, Carlos Felipe Fuentes Del Río, presentaron al Congreso las cinco ternas para ocupar igual número de magistraturas en lo que será llamado desde ahora Tribunal de Justicia Administrativa y Anticorrupción, para intentar borrar la última huella que quedaba del joaquinismo. Pero resalta el desequilibrio en las propuestas, ya que de 15 aspirantes 14 son mujeres, marginando a abogados con trayectoria y experiencia que pueden ocupar esos cargos.
Independientemente que estas abogadas cuenten con la trayectoria y la preparación para ser tomadas en cuenta, lo cierto es que un Tribunal de lo que sea tiene que contar con todo tipo de equilibrios para permitir el debate y sobre todo la representación de grupos o sectores de la sociedad.
Al mencionado Tribunal no se le conoce ningún logro o acción relevante desde su creación en el gobierno de Carlos Joaquín González; solo sirvió para acomodar a familiares de políticos panistas en posiciones de alta burocracia, como Antonio Sánchez Urrutia, sobrino de la ex diputada local y federal del blanquiazul, Patricia Sánchez Carrillo.
Y es que mucho antes de ser elegidos los nuevos magistrados, ya se sabe que la nueva presidenta sería Claudia Carrillo Gasca, quien renunció recientemente al Tribunal Estatal Electoral como magistrada para ocupar ese espacio de poder, sin haber podido serlo en el Teqroo.
En estricto apego a la ley, Claudia Carrillo ni siquiera debió ser considerada en la terna, ya que como magistrada electoral fue juez en las dos últimas elecciones, tanto en la elección a la gubernatura como en el reciente, donde muchas de las decisiones tomadas en contra de políticos de oposición por los magistrados del Teqroo fueron revertidas a nivel federal.
La posible llegada a la presidencia del nuevo Tribunal de Justicia Administrativa podrá impugnarse por los políticos de oposición que aún quedan en el estado, ya que se interpretará como una recompensa por sus servicios prestados al partido en el poder en los recientes procesos electorales.
Presentar a 14 mujeres y un solo hombre en cinco ternas para ocupar igual número de vacantes es un exceso y margina al hombre tan solo por su género, ya que debieron presentar tres ternas de mujeres y dos de hombres para mantener la paridad en los espacios de decisión pública.
La paridad de género es un principio constitucional; por ello el cambio de las ternas tiene que ser un asunto de igualdad y de justicia. Esperemos que los diputados locales digan algo y no se queden callados como momias.