Las comparecencias de los integrantes del equipo del gobernador Roberto Borge están en su apogeo en el Congreso local, y ayer miércoles tocó el turno a Javier Díaz Carvajal, Secretario de Desarrollo Económico y Social. Pero con sorpresa leí en todos los diarios locales que José Luis Toledo Medina (Presidente de la Gran Comisión) se quedó con todo, asumiendo una inaudita actitud protagónica que dejó con un palmo de narices al chetumaleño.
Así inicia el comunicado difundido por el Poder Legislativo:
“El estado de Quintana Roo posee todos los elementos para alcanzar un desarrollo económico sostenido y sustentable en beneficio de sus habitantes, afirmó José Luis Toledo Medina, presidente de la Gran Comisión de la Décimo Cuarta Legislatura, en el marco de la comparecencia del secretario de Desarrollo Económico, Francisco Javier Díaz Carvajal”.
Chanito Toledo debe comprender que los diputados y la opinión pública necesitan conocer lo que ha hecho Díaz Carvajal –muy poca cosa, por cierto –, cuestionándolo para determinar el impacto efectivo de esa dependencia y saber de qué pata cojea. El protagonista de esta fiesta es el invitado, nunca el anfitrión.
No puedo imaginarme al dueño de una sala de fiestas bailando el vals con la quinceañera, por el hecho de ser el dueño del inmueble. Y lo peor es que en las páginas de sociales aparezca siempre en primer plano el rostro del dueño del salón, mientras la quinceañera aparece al fondo convertida en la Chacha Micaila.
Porque Chanito dio un trato de Chacha Micaila a Díaz Carvajal, quien nunca en su prolongada trayectoria política había recibido un trato tan descortés, motivado por el desbordado protagonismo del Presidente de la Gran Comisión del Congreso.
Ya perdí el hilo de las comparecencias en estos tiempos de cerrazón. Y lo perdí porque este desfile es un pan sin sal, ya que se niega el acceso a los medios de comunicación y se difunde tan sólo lo que autoriza el amo del Congreso a la medida de su vanidad.
Me parece inaudito que el Congreso del Estado haya sido un ejemplo de apertura a toda prueba en 1990, cuando las comparecencias de funcionarios se efectuaban en el recinto legislativo y a la vista de rodos, porque nos han vendido la idea de que esta sede es la casa del pueblo.
Recuerdo que la actual diputada priista Cora Amalia Castilla Madrid como Contralora en el gobierno de Miguel Borge Martín compareció en esos tiempos, siendo tundida hasta el cansancio por los diputados perredistas Luis Armando Gómez Sosa y Ricardo Arias Flores (q.e.p.d), así como por el majestuoso e intachable panista Miguel Martínez Martínez (q.e.p.d), a quien desde el cielo debe defraudar el nivel lacayuno de diputados como Sergio Bolio Rosado, habituado a bolear los zapatos de Chanito Toledo.
Si las comparecencias de estos tiempos son convertidas en simple excusa para el lucimiento del Presidente de la Gran Comisión, ni caso tiene hacer perder el tiempo a todo mundo.