Desde los Once Pasos
Javier Chávez Ataxca
Lucir camionetones inalcanzables para casi todos los habitantes del municipio maya de Felipe Carrillo Puerto, condenado a la miseria por la rapiña de sus gobernantes de todos los colores –principalmente del PRI–, es cachetear los principios que desde su torre de puritanismo proclama Morena, el partido que depositó en la silla a Mary Hernández por el efecto milagroso de San Andrés Manuel López Obrador.
Que presuma estos camionetones de ensueño un alcalde priista o de otra coalición, como el ponzoñoso “Chak Meex” José Esquivel Vargas, si bien no se justifica al menos demuestra las dimensiones de su elitismo y tropelías lanzados al canal de aguas negras por los electores hartos del incumplimiento de promesas y de su corrupción al galope, origen de fortunas repentinas dignas de Las Mil y Una Noches.
Pero Mary Hernández olvida que es alcaldesa de Morena y está obligada a representar los principios de la Cuarta Transformación, siendo humilde y sensible con su pueblo que desde tiempos ancestrales ha estado sumido en la pobreza. Pero ella es copia fiel del priismo voraz recargado, afectada por la arrogancia de quien ha cumplido su “sueño americano” por el camino de la política, a cuenta del noble contribuyente.
Mary Hernández es una farsante porque utiliza los nobles principios de Morena para engañar con el discurso, mientras se desplaza en camionetones que envidiaría Luis Donaldo Colosio Riojas, el alcalde de Monterrey que gobierna con los colores de Movimiento Ciudadano.
Pero el hijo del asesinado Luis Donaldo Colosio Murrieta puede utilizar un Aston Martin Valkyrie de 3 millones de euros si tiene ese capricho porque su municipio tiene billetes que apenas caben en el Cerro de la Silla, no así Mary Hernández porque ella “gobierna” un municipio donde la miseria es el pan de cada amanecer, con mujeres y hombres que sudan desde temprano para llevar la limitadísima despensa del día a sus humildes viviendas.
Supongo que cuando Andrés Manuel acude a sus dominios ella llega a bordo de un Tsuru destartalado para ocultar sus juguetes de niña rica, pero todo Carrillo Puerto sabe que su alcaldesa vive en palacios rodantes, ajena a la jodidez de su pueblo que confió en Morena creyendo que los nuevos serían sus salvadores, pero Mary Hernández les salió peor y además con toda su carga de cinismo construye su reelección.
Y si el pueblo bueno vota de nuevo por ella por ser candidata de Morena, estaríamos ante un caso clínico digno de estudio, porque a frívolas y corruptas como Mary Hernández no se les da otra oportunidad y se les somete a proceso penal, pero del juicio de la historia nunca escapan.