Desde los Once Pasos
Javier Chávez Ataxca
Hoy se cumple un año de la desaparición de la niña quintanarroense Fernanda Cayetana Canul Blanco, vista por última vez la mañana del 21 de julio en la zona continental de Isla Mujeres, próxima a Cancún. La investigación se empantanó en el período del Fiscal General Óscar Montes de Oca Rosales, quien heredó el expediente abierto a su reciente sucesor, el chiapaneco Raciel López Salazar.
Esta desaparición de la pequeña de 12 años es tan sólo uno más entre los cerros de casos de la Fiscalía, muchos sin resolver. Y aquí decepciona la insensibilidad de una población habituada y resignada a la violencia, una plaga tóxica y mortífera de nuestro tiempo.
Ilusionada con comprarse un celular con esfuerzo propio –como ha dicho la madre–, la menor consiguió trabajo para lavar trastes con una pareja de taqueros vecinos que ya están en poder de la Fiscalía General del Estado, aunque Marcos Antonio Cauich Adrián escapó y el Fiscal Montes de Oca ofreció un millón de pesos para localizarlo y fue capturado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Metido de lleno en su papel de Marshall del Viejo Oeste, pero en un churro de lo peor, el Fiscal ofreció otro millón por datos del paradero de su pareja Angélica Velázquez Cortés, quien se entregó de inmediato.
Pero con los dos detenidos la Fiscalía no ha logrado cerrar el círculo de la investigación, por lo que Fernanda Cayetana sigue etiquetada como desaparecida y con los peores signos de su destino por la acumulación de las semanas y los meses.
El nuevo Fiscal Raciel López Salazar tiene en sus manos este expediente abierto como herida cercana al corazón de los padres y familiares de la niña víctima Fernanda Cayetana.