Haydee García
Ser mujer no es fácil; es más fácil morir por el único hecho de ser mujer que hombre y es más común vivir con miedo, violencia y maltrato. La presidenta Claudia Sheinbaum ha dado una luz de esperanza en una niebla turbia de machismo y feminismo disfrazado. Porque la realidad que se vive en México es totalmente negativa para la mujer.
En el país de enero a agosto de 2024 aumentaron en un 10 por ciento las alertas de acoso y hostigamiento sexual a mujeres. Quintana Roo no figura entre los estados que aumentaron esto porque esas estadísticas son de mujeres que se atreven a acusar a través del número de emergencias 911.
El guardar silencio no suma a las estadísticas pero existe y este es el caso de Edey Gabriela García Góngora, auxiliar administrativo del Tribunal de Justicia, quien denunció públicamente el calvario que vive por sus jefes inmediatos, el director de recursos financieros, Felipe de Jesús Cohuo Dzul y el asesor de la presidencia, Jorge Eljure Eljure.
Estos dos funcionarios han incurrido en el acoso y hostigamiento sexual que en México está tipificado como delito y se define como: El hostigamiento sexual implica una agresión a través de las relaciones laborales y se asocia con un premio o un castigo. El acoso sexual crea un ambiente ofensivo u hostil que interfiere en el desarrollo de las habilidades individuales en el trabajo.
Con lágrimas en los ojos y manos temblorosas, Edey García después de trabajar 10 años consecutivos narró ante los medios de comunicación parte de sus vivencias desagradables en lo que va del año por parte de estos dos funcionarios del Poder Judicial que se creen intocables y protegidos, porque a través de una llamada telefónica le pidieron su renuncia.
La protección a estos funcionarios cae en el magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia, Heyden José Cebada Rivas, quien también ha sido acusado directamente por el ex diputado Emiliano Ramos de fabricar delitos para encarcelarlo, porque este mantiene relación sentimental con su ex esposa, la diputada Paola Moreno.
El caso de acoso de Edey es uno de muchos de los que existen en el TSJ de Quintana Roo, cuyas trabajadoras lo soportan diariamente pero guardan silencio por miedo a perder sus trabajos o de que les pase algo peor, ya que aseguran que sus compañeros ven normales esos acosos de los jefes, diciendo que la culpa es de la mujer.