Incluir a José Alberto Alonso Ovando –titular de Educación y Cultura – entre las cartas para algún cargo de elección popular no deja de ser una propuesta inaceptable, ya que el chetumaleño batió récord como diputado local por el segundo distrito, al permanecer en la silla tan sólo por dos semanas.
El desagradable antecedente está fresco en la memoria de los sureños, ya que Alonso Ovando dio una certera patada a la voluntad de la ciudadanía expresada en las urnas, una vez que el ex Secretario de Planeación y Desarrollo Regional (Seplader) recorrió calles, colonias y comunidades para convencer a un electorado ocasionalmente arisco y ante todo indiferente.
José Alberto prefirió tomar las riendas de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA), y posteriormente asumió la titularidad de la Secretaría de Educación y Cultura (SEyC), tras la anunciada caída de Sara Latife Ruiz Chávez.
Impulsado por la aplanadora Tricolor que no tiene rivales en estos tiempos, José Alberto Alonso podría incluso ganar la elección, pero moralmente su candidatura sería indecorosa y hasta una afrenta para los electores serios que valoran el poder singular de su voto.
Porque hay de licencias a licencias, como la solicitada en tropel por los diputados que llevan buen trecho recorrido y que se apuntan como aspirantes a las presidencias municipales. Pero en esos días la Legislatura está en el ocaso y los diputados ya tienen poco por hacer.
Pero a Alonso Ovando se le pasó la mano al despreciar su curul de inmediato, exhibiendo una insultante falta de sensibilidad política.