Desde los Once Pasos
Javier Chávez Ataxca
Como gobernadora lopezobradorista que asimiló el oficio político a zancadas, Mara Lezama no podía tener otra candidata de Morena a la Presidencia que no fuera la chilanga Claudia Sheinbaum, llevada en brazos como bebé de cuna por el Presidente Andrés Manuel en un proceso interno de selección que se está sobrecalentando por la durísima presión de Marcelo Ebrard, quien a partir de hoy deja de ser Secretario de Relaciones Exteriores.
La cargada de un bloque de gobernadores de Morena a favor de la Jefa de Gobierno de Ciudad de México incluye en primera fila a Mara Lezama que apoya decididamente la carta predilecta de Andrés Manuel, cuyo plan A o B es el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, un tipo muy duro que además de ser tabasqueño es López y se desplaza y habla como el seductor de Macuspana.
De las manoseadas encuestas para elegir candidato a la grande solo tengo que decirles que se reduce al estado de ánimo con el que amanezca a la hora decisiva el amo de la Patria, quien sabe que puede designar a su heredera o heredero, aprovechando el desprestigio de una oposición que carece de figuras desafiantes y que paladea la nada improbable deserción de Marcelo Ebrard.
Hay que retroceder al menos a los tiempos del relevo de José López Portillo en 1982 para encontrar un proceso tan desequilibrado, según la imagen satelital actualizada. Porque si las tres corcholatas perdedoras se quedan firmes en Morena no hay poder humano o divino que haga perder a su candidata o candidato a la Presidencia y hasta nos podemos ahorrar esa elección.
Entonces el apoyo de Mara Lezama a Claudia Sheinbaum es una decisión cerebral para permanecer políticamente en la cúspide, pero nada impedirá a la gobernadora de Cancún cerrar filas a favor de Adán Augusto si Andrés Manuel decide dar un viraje nada sorpresivo, encumbrando a otro tabasqueño al menos como candidato.
Los numerosos espectaculares de Adán Augusto en Quintana Roo confirman que Mara Lezama no le está cerrando el paso al tabasqueño, pero como canta Chico Ché y lo recuerda Andrés Manuel en sus Mañaneras: “quién pompó espectaculares, quién pompó”. Porque hay una fortuna invertida en esos anuncios de campaña en toda forma, aunque algo disfrazados.
Pero el flanco vulnerable del respaldo de Mara Lezama a Claudia Sheinbaum es la diputada federal de Morena, Anahí González Hernández, quien no sabe desplazarse a nivel terrestre para contagiar el entusiasmo a favor de la competidora chilanga y cuyos actos de apoyo son desabridos aquí en Quintana Roo.
Anahí es beneficiada por el afecto que le tiene la gobernadora cancunense, pero la diputada federal tendrá que reorientar su estrategia para ser funcional en la tarea de elevar los niveles de aceptación de Claudia, quien no ha podido remontar el nivel de convocatoria de Marcelo Ebrard en las filas de Morena y Verde.
A la cancunense Anahí le perjudica mucho representar un segundo distrito que desconoce y donde no se siente a gusto, porque no es aceptada y hasta es una perfecta desconocida en Othón P. Blanco, Bacalar, Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos, a los que se suma Tulum a partir de la gran guerra de 2024.