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¡Aterriza, José Alberto!

Sin Anestesia

No hay otra explicación: el titular de Educación en Quintana Roo, José Alberto Alonso Ovando, anda en la luna y no se da cuenta ni siquiera de lo que ocurre en su propia casa, donde por lo visto en el Sector Educativo todo mundo hace lo que se le pegue la gana.

Sí. Ya lo dejaron claro los maestros que por sus purititas ganas pararon clases para manifestarse en contra de la Evaluación Educativa sin que se les descontara el día o los días que afectaron a los alumnos, porque dicen que el secretario les tiene “miedo”.

Lo mismo ocurrió con el escandaloso caso de la Universidad Vizcaya de las Américas campus Chetumal, que por dos años ofreció licenciaturas fraudulentas al no contar con el Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (RVOE) en las narices del encargado de la educación en el estado sin que éste se percatara de nada.

Es inconcebible que en la Secretaría de Educación y Cultura (SEyC), comandada actualmente por José Alberto, nadie tomara la responsabilidad de revisar si esta Universidad “patito”, de reciente ingreso a Chetumal, contaba con todos los documentos en reglas antes de empezar a engañar a jóvenes capitalinos que pusieron sus sueños, anhelos y dinero, en las manos de esta institución sin escrúpulos.

No fue sino hasta que el asunto reventó en los medios cuando despertó Alonso Ovando y puso a trabajar a la maquinaria de la dependencia que mal dirige para ver que estaba pasando en la dichosa casa de estudios, destapando una verdadera caja de Pandora.

¿Estará soñando con la presidencia municipal? ¿O acaso estará tan ocupado tratando de que los maestros no se le salgan del guacal por la inconformidad contra la Reforma Educativa que no está atento a sus demás responsabilidades?

Con modorra y todo, tras dos años de afectación por fin el funcionario cumplió con su responsabilidad y clausuró las instalaciones de la Universidad, ya que ésta no logró demostrar en el tiempo que le concedió la SEyC que sus carreras cuentan con el aval de la SEP.

Pero el daño está hecho y la somnolienta reacción de Alonso Ovando  no resuelve el problema para los cientos de alumnos que ahora no saben qué hacer ni con quien acudir.

Mientras los estudiantes navegan en la incertidumbre, José Alberto se lava las manos del problema con una clausura con la que pretende demostrar que está trabajando, pero que evidencia justamente lo contrario: una negligencia imperdonable. Así de simple.

La irresponsabilidad salpica también al dormilón delegado de la SEP en el estado, José Manuel Gil Padilla, que también carga con su cuota de culpa ya que el trámite de la validez de estudios se realiza ante la dependencia federal.

De los dos, no se hace uno.

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