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Novedades Chetumal
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Los candidatos de todos los partidos –incluyendo al independiente Andrés Ruiz Morcillo– tienen enormes dificultades para convencer a un electorado que ha recibido oleadas de promesas que han sido incumplidas por el 99 por ciento de candidatos al Senado y a las diputaciones federales y locales.
Los equipos de campaña y asesores estelares tienen tremendas dificultades para generar ofertas atractivas y certeras, ya que muchos ignoran las facultades de los diputados federales, hablando de la elección que nos ocupa.
El candidato es presentado como un infatigable amigo del pueblo, visitando mercados y difundiendo material emotivo, pero sin que a estas alturas hayan expuesto el pilar de su oferta legislativa, si es que la tienen.
Es comprensible –pero no justificable– el baño de pueblo de gran parte de los candidatos que están haciendo campaña, ya que su objetivo es seducir a miles de potenciales votantes con una oferta accesible para todo público. En el amor y en las guerras todo vale.
Lo amargo es el despertar de un elector que al día siguiente deja de recibir estas visitas de cortesía y otros abrazos generosos, ya que el diputado federal electo comienza a marcar su distancia, sin ser obligado a cumplir una sola de sus promesas.
Por cierto, los candidatos por la vía plurinominal con posibilidades de llegar deben presentar su agenda, incluyendo a la suertudota panista Patricia Sánchez Carrillo, quien muy cómoda contempla la campaña del infatigable y solitario Mahmud Chnaid Novelo, candidato del PAN a la diputación por el segundo distrito.
Se ha ido Enrique Lizama
Enrique Lizama Cornelio falleció este domingo a las seis de la mañana, luego de batallar de nuevo con una enfermedad devastadora. Duele a mares su partida porque nos abandonó en plenitud de la existencia, pero sin dejar de cosechar y derramar satisfacciones como hijo, padre de familia y abuelo debutante, algo que le dio una infinita alegría que presumió en la red social.
Enrique fue reportero del Diario de Quintana Roo en la fuente de policía y jefe de prensa del Ayuntamiento capitalino a fines de la década de los 80s, precisamente en el período de Don José Asencio Navarrete.
Hasta siempre, Enrique.