Golpe de Mazo
Novedades Chetumal
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Una ofensa a la historia política de la capital quintanarroense realizó el fantasmal delegado federal del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Flavio Carlos Rosado, quien rindió su segundo informe de labores en la turística y cosmopolita ciudad de Cancún despreciando a Chetumal, donde se encuentra la sede oficial de la delegación de esa dependencia.
La acción, aun cuando resulta a todas luces insultante, no sorprendió a nadie, ya que el gris funcionario quien se siente miembro de la élite social cancunense no se para en las oficinas de Chetumal ni de casualidad. Instaló su despacho en la subdelegación de Cancún desde que asumió el mando el año pasado.
Para Flavio Carlos, Chetumal es una ciudad que no está a su nivel, desprecio que también se refleja a nivel institucional por el deplorable estado en que se encuentra la única clínica del IMSS de la capital, la cual ofrece un servicio de quinta a los derechohabientes por la saturación de trabajo.
No cuentan con el equipo médico necesario para atender cirugías complicadas, la carencia de especialistas es crónica y sufren hasta para mantener funcionando el aire acondicionado, vital para la recuperación de los pacientes en muchos casos.
Los enfermeros soportan cargas de trabajo infernales, con hasta 12 pacientes por turno y frecuentemente son obligados a trabajar jornadas de 16 horas por la falta de personal y el exceso de ingresos diarios.
Los que más sufren, por supuesto, son los derechohabientes. Algunos requieren de atención especializada y se enfrentan de lleno a una realidad donde, a pesar de que sus cuotas son puntualmente descontadas, no reciben las medicinas necesarias porque el IMSS no cuenta con ellas. Otros, son obligados a soportar dolores y sufrimientos por meses –y hasta años- porque la intervención quirúrgica que puede aliviar su malestar no es considerada “urgente” por las eminencias del Instituto y son programados a largo plazo.
Pese a que el IMSS anda por la calle de la amargura en el estado, el señor delegado aprovechó la coyuntura de los “informes” para hacer política y realizó su propio evento para lucirse recitando números alegres de consultas, partos y condonaciones patronales a diestra y siniestra.
Pero el sol no se puede tapar con un dedo, y quienes tienen la prerrogativa de calificar el trabajo de Flavio Carlos Rosado son los pacientes y trabajadores del IMSS. Con ellos, está reprobado.