Cancún, 3 de febrero
Especial
(Revista Quién)
La nueva clase política y la empresarial que se ha desarrollado bajo el manto de la Cuarta Transformación en México estuvo de «manteles largos» en un Hotel Vidanta de la Riviera Maya el sábado pasado, cuando se celebró la boda de Gonzalo Alfonso López Beltrán, el tercero de los hijos del expresidente Andrés Manuel López Obrador.
El hijo del expresidente, a quien dicen Bobby, casó con la joven treintañera Valentina Martínez Pedreguera, quien es restauradora y conservadora de bienes muebles, cursó la licenciatura en Restauración, Preservación y Conservación del Patrimonio Histórico en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y trabajó como asistente de conservación en The Mexican Museum, ubicado en San Francisco, California, de marzo de 2022 a febrero de 2023.

El evento tuvo lugar en un Hotel Vidanta de la Riviera Maya, al parecer el Gran Maya, propiedad de Daniel Chávez Morán, un empresario muy cercano al expresidente López Obrador y que opera en más de 30 hoteles en América, y al que se le dio el cargo de “asesor honorífico” de la obra del Tren Maya, además de que la pasada administración federal le dio la ampliación de 3 concesiones de playas por 15 años más, la autorización para explotar un acuífero en un campo de golf, el permiso para que un crucero navegue por las costas del Pacífico y el aval para enlazar dos de sus desarrollos turísticos con 6 kilómetros de un teleférico que inicialmente estaba autorizado para sólo un kilómetro.
La boda fue muy exclusiva y planificada con mucha discreción, por lo que no se conoce quiénes estuvieron invitados, no obstante que muchos morenistas, pero sobre todo políticos, esperaban ser convidados, aunque cabe decir que Bobby López Beltrán no se interesó por la política, sino en los negocios.

Se tiene entendido que el expresidente López Obrador acudió, junto con su esposa, la señora Beatriz Gutiérrez Müller, pero no así la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ese día inició la atención de la peor crisis en la relación bilateral con Estados Unidos casi un siglo, tras el anuncio el mismo sábado del presidente Donadl Trumpo de la imposición de aranceles de 25 % a todos los productos mexicanos exportados a la Unión Americana, que de cumplirse el martes desataría una “guerra comercial” que dejaría nulo el Tratado de Libre Comercio entre ambos países y Canadá.
Antes de su boda, la pareja abrió una mesa de regalos en el Palacio de Hierro, exclusivo de la alta sociedad en la Ciudad de México, donde se puede ver lo que esperaban como obsequios, ente ellos una panera de madera con tapa Zassenhaus, rebajada de 4 mil a 2 mil 800 pesos; una Canasta Alta Lunch de 5 mil 50 pesos, rebajada a 3 mil 535; un set de cubiertos de 16 piezas Fiore Cubi en acero inoxidable, de 3 mil 289 pesos rebajada a mil 973.40; y una tetera Yasmín Küchenprofi de 3 mil 435 pesos a 2 mil 756 pesos.

Además de otros obsequios, también podía escogerse entre certificados de regalos que iban desde los mil pesos hasta «otra cantidad».
La mesa de regalos se difundió por X, pero cuando se viralizó, le quitaron los apellidos de los novios.
Con respecto a esta boda, en las últimas horas se generó un escándalo periodístico ya que se descubrió que Andrés Manuel López Beltrán, el secretario de organización de Morena (y otro de los hijos de López Obrador) habría utilizado un avión de la Guardia Nacional que partió de la Ciudad de México y que hizo escalas en Mérida, el aeropuerto de Tulum y Campeche, antes de volver a la Ciudad de México.
De hecho, ese vuelo generó la versión de que el que se casaría era Andy López Beltrán, pero ahora se presume que en alguna la escala se subieron al avión los novios, que luego que se trasladaron a la zona en la que se ubica el Gran Maya Hotel de Vidanta.
Gonzalo Alfonso López Beltrán, tercer hijo del expresidente de México, estudió la licenciatura en Sociología en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, pero no existe registro de su cédula profesional.
Tiene 31 años y ha vivido en California, donde, hasta noviembre de 2021, formó parte del staff del equipo de beisbol de los Gigantes de San Francisco de las Ligas Mayores.
Aunque ha mantenido un bajo perfil, es uno de los socios, junto con sus hermanos, de la empresa de chocolates Rocío, nombrada así por su fallecida madre, además de que investigaciones periodísticas realizadas por Latinus lo ubicaron también como parte de un grupo que se ha favorecido con las grandes obras puestas en marcha, sobre todo en el sureste del país, por el expresidente de la República, favoreciendo a su vez a otros familiares y amigos, cuyas empresas florecieron en la administración de la Cuarta Transformación.
Ese fue el caso de la intermediación para su amigo el empresario tabasqueño Amílcar Olán, quien presumió que Bobby López Beltrán lo convirtió en el principal proveedor de piedra balastro para las obras del Tren Maya, principalmente en Quintana Roo; además de que Bobby fue nombrado “asesor honorífico” de la obra del Tren Interoceánico del Corredor Transístmico por su padre.