DEL DICHO AL HECHO
Ernesto Neveu Reyes
Novedades Chetumal
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Comenzó ya la tan esperada –y criticada- obra de remodelación de la avenida De los Héroes en la capital quintanarroense, y de los alrededor de 110 millones de pesos que dispuso la Federación para esta obra, hay dos detalles importantes que sería importante aclarar: la mecánica de adjudicación para este trabajo que estará en manos de conocidos empresarios locales, como Jorge Mercader y Carlos Angulo, y la creación de una empresa fantasma con la que tres funcionarios municipales se estarían embolsando 10 millones de pesos por concepto de perforación de pozos.
Del primer tema haré llegar solicitud al órgano de Transparencia para tener el dato cierto sobre el concurso de obra, los postulantes y si, en efecto, ganó la mejor propuesta. Eso llevará algunas semanas, pero será un dato interesante. Son 110 millones de pesos en juego.
En lo que atañe al segundo asunto, del que obtuve datos de manera circunstancial mientras refrescaba el gaznate en cierto establecimiento no apto para menores y uniformados al que asisto en rara ocasión, baste comentar que casi atraganto el sorbo de mi bebida al escuchar los nombres de quienes, supuestamente, habían fraguado tan jugosa transa.
El asunto expuesto al calor de los cubetazos del mediodía involucra nada más que al secretario del Ayuntamiento capitalino, Jorge Aguilar Cheluja, al oficial mayor de la comuna othonense, Martín Muñoz Tun, y a un personaje al que le guardo gran aprecio, pero que esta vez parece haber sido seducido por la danza de los millones: Juan Manuel Zamarripa Pérez, eterno director de Protección Civil Municipal.
La estrategia para embuchacarse por lo menos 10 millones del presupuesto federal destinado a la remodelación de la histórica arteria chetumaleña debe ser ya conocida por muchos de los funcionarios que hicieron del servicio público su negocio familiar.
Para el caso, crear una empresa ficticia para hacerse del contrato de perforación de pozos como parte de la obra contratada por el Gobierno del Estado y subcontratar a una segunda empresa, esta sí con experiencia y cartera en este giro, como lo es Macabi, que presuntamente se haría cargo de ejecutar el trabajo físico.
De ser así, independientemente de que el encargo se hiciera cumpliendo con todos los lineamientos y especificaciones establecidos, estos funcionarios municipales se llevarían la tajada del león.
El mismo pajarito cantó que el señor Muñoz Tun recién se compró de cash una camioneta de 140 mil pesos y un wave runner de 40 mil para sus fines de semana de merecido descanso. Entonces le debe estar yendo muy bien en un ayuntamiento prácticamente quebrado.
Soy apenas chetumaleño por adopción, pero he visto con tristeza como se hace trizas la capital del estado, con una economía apenas sostenible, donde la iniciativa privada aguanta con lo que puede y espera algún estímulo de la parte gubernamental para tomar aliento y continuar.
Por eso asumo que este asunto va más allá de complicidades y compadrazgos en los entes de poder. Se trata de traición a los chetumaleños, a los quintanarroenses que todavía cifran su esperanza y futuro en la recuperación económica de la capital.
Sin la posibilidad de acusar abiertamente, porque entonces hubiera acudido a otra instancia, solo puedo expresar que el simple hecho de aprovecharse del poco o mucho recurso monetario que se inyecta a esta debilitada ciudad, es un crimen que se tendría que pagar con el desprecio de la sociedad, porque las historias de amonestaciones, inhabilitación y cárcel que marca la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos, no son aquí nada más que letra muerta.
¿Cuánto más puede aguantar la gente, el pueblo al que prometieron servir y apoyar?
Queda claro que la ambición de muchas de nuestras autoridades no tiene medida. Y que conste que estas, a las que me refiero, no fueron elegidas por los ciudadanos.