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Negligencia en CENDI de Chetumal

Tiro Libre

Anwar Moguel

Una grave omisión por parte de las autoridades educativas puede ocasionar una epidemia de hepatitis “A” entre los niños que asisten al CENDI “María de Lourdes Azueta Marzuca”, ya que los pequeños estuvieron expuestos a esta enfermedad altamente contagiosa por un lapso de 30 días, y las medidas para contener el contagio fueron muy tardías.

Padres y madres de familia de esta guardería externaron su preocupación y dijeron no entender porque la directora del plantel, Rina Estrella González, no tomó acciones inmediatas para evitar que el virus pudiera infectar a otros pequeños.

De acuerdo a la versión de los padres de familia, la enfermera escolar –el CENDI no cuenta en estos momentos con médico, porque está de licencia- detectó desde el 20 de mayo a una alumna de segundo grado de preescolar que presentaba la sintomatología de la hepatitis “A”, por lo que citaron a la madre de la menor quien confirmó que su hija estaba infectada por el virus.

La madre de la pequeña cometió el gravísimo error de no informar de esta situación a las maestras del plantel, ya que ella sabía que su hija tenía hepatitis desde inicios del mes de mayo.

Para colmo, la directora del CENDI decidió esperar ¡ocho días! para convocar a una reunión de padres de familia, y fue hasta la tarde del miércoles 28 de mayo cuando les informó el riesgo epidemiológico al que estuvieron expuestos sus hijos durante todo el mes.

La reacción de los padres fue de indignación total, y con justa razón. Nerviosa, la directora Rina Estrella González les dijo que ella le avisó de inmediato a su superior, Raúl Contreras Castillo, subsecretario de vinculación de la SEyC, pidiéndole autorización para cerrar el plantel y proceder a la desinfección, pero que el permiso le fue negado.

cendi chetumal 2Y es que el protocolo de atención a enfermedades tan infecciosas como la hepatitis “A” requiere acciones inmediatas, análisis a todos los niños y adultos expuestos, e incluso vacunación.

Todo indica que el miedo paralizó a la maestra Rina, porque por una semana estuvo pensando que hacer hasta que convocó a junta general para notificar a los padres de familia, causando un revuelo de enormes magnitudes.

Y tras la negligencia, ahora los padres temen que sus hijos estén contagiados de este virus, ya que los niños comparten los vasos y platos en el comedor todos los días.

El reclamo de los padres es justo y tienen todo el derecho de enojarse y exigir ser escuchados; no es posible que tardaran tanto tiempo en enterarlos de una situación que atenta contra la salud de sus hijos. Urge que la Secretaría de Educación tome cartas en el asunto y deslinde responsabilidades, porque con la salud de los pequeños no se debe jugar.

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