En Tulum la gente anda que echa chispas.
Este domingo se manifestaron y tantito más y cuelgan de los h… al secretario general del ayuntamiento, Enrique Rodríguez Luna.
La muerte de una mujer a manos de agentes policiacos, ha provocado que los ánimos se desborden.
Los manifestantes llegaron frente a la sede de seguridad pública en donde sacaron a flote todo el coraje que les hierve por dentro.
Pedían ver a Víctor Más Tah, el alcalde, que, nada p…erico, como es su costumbre en asuntos de este tipo, prefirió hacerse ojo de hormiga antes de enfrentar a la turba enfurecida.
Pobre secretario del ayuntamiento, que tuvo que salir al quite.
Con sus ojotes a punto de escapar de sus órbitas, escuchaba como las mentadas de m… iban y venían.
Los reporteros hacían su trabajo, preguntaban y preguntaban y el funcionario municipal, a su vez, balbuceaba y daba la impresión de querer que la tierra se lo tragara.
Clarito se escuchaba como varias doñitas se la “refrescaban” una y otra vez a la “honorable” autoridad municipal.
De inútiles no los bajaban.
Los ánimos se caldeaban ante un representante municipal que temblaba de los pies a la cabeza.
De pronto, sin decir agua va, ardió Troya.
Apareció una mano que se aferró a la playera del nervioso funcionario e intentó jalarlo hacia la multitud.
Le imitaron varias manos más que intentaron hacer lo mismo.
Aterrorizado, el hombre, puso cara de: “¡Ya me cargó el payaso!”.
Una palabra revoloteó en su mente: ¡huye!
Y puso pies en polvorosa.
“¡No corras hijo de la …!”, fue el grito de la multitud que, hastiada, no encuentra otra forma de lograr que sus autoridades municipales cumplan con aplicar la ley, que, para colmo, ellos mismos trasgreden.
Tulum, está al garete.
Su autoridad municipal no da pie con bola.
A ver cómo libran este escandalazo de nota roja que tiene encima y que ya trascendió fronteras.
“Cuando el gato es un cero a la izquierda, los ratones hacen fiesta”, dice un dicho -palabras más, palabras menos- que le cae como anillo al dedo al inoperante presidente municipal.
Aguas, porque los demonios andan sueltos.