Alerta Roja

Hace 29 años el PRI era una temible aplanadora electoral, como hoy lo es Morena con el Verde

Javier Chávez Ataxca
CAFÉ DE ALTURA

El 18 de febrero de 1996 —en el apogeo de Mario Villanueva Madrid en la gubernatura— la elección de Quintana Roo tuvo al mandamás de siempre: el PRI, que ganó en los ocho municipios y triunfó en 14 de los 15 distritos para controlar su Congreso.

En la imagen principal tenemos a Enrique Alonso Alcocer, alcalde capitalino de 1996 a 1999. Chiricuto para sus amigos y conocidos, este gran personaje zarpó a la eternidad el 6 de julio de 2017.

A la izquierda vemos a Carlos Cardín Pérez, quien ganó en su distrito de Cancún y tomó la rienda de la Presidencia de la Gran Comisión del Congreso, pero no concluyó su período porque chocó con Mario Villanueva y fue reemplazado por el profesor chetumaleño Jorge Mario López Sosa.

A la derecha tenemos a Rafael Lara y Lara, quien palomeado por Mario Villanueva ganó sin dificultades la presidencia municipal de Cancún.

Para entonces el PRD y el PAN crecían y desafiaban. La alarma parpadeó en 1996: el panista Antonio Rico Lomelí fue el primero que derrotó al PRI y ocurrió en un distrito de Cancún.

La cancunense Mildred Ávila Vera fue diputada del PRI y ese año inició una carrera política que la hizo hacer escala en Convergencia —actual Movimiento Ciudadano—, hasta desembarcar en Morena.

Hoy el PRI es un pordiosero hambriento en los callejones, pero hace 29 años era el mandamás, el poderoso hacendado, el monarca maya caribeño habituado a vencer desde la altura.

Ahora hay un nuevo rey de piel morena en Quintana Roo.

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