Visión Intercultural
Francisco J. Rosado May
[email protected]
La Jornada Maya dedicó el 08/12/2020 a la educación, destacando el efecto de la pandemia y las respuestas de varias instituciones para apoyar a los estudiantes. En este contexto, el Senado de la República aprobó por unanimidad una nueva Ley General de Educación Superior que obliga al Estado a garantizar el derecho de todas las personas a tener acceso gratuito a educación superior a partir del 2022.
Esta Ley incluye a universidades, tecnológicos y normales. La nueva LGES enfatiza la autonomía de las instituciones, para hacer la modificación al estatus de cualquier universidad se deberá realizar una consulta a su comunidad como mecanismo de prevención a la intervención de los Congresos Locales o del Gobernador en la vida universitaria.
Además, se respeta la libertad de cátedra, frena la actividad y creación de instituciones “patito” y obliga a crear instancias para prevenir la violencia sexual y de género. Si bien esta nueva versión de la LGES es un paso en la dirección correcta, falta conocer detalles para aterrizarla en cada institución, especialmente en el sistema de universidades interculturales. La expectativa es aprovechar los principios guía y la flexibilidad de dicha Ley para impulsar la interculturalidad en todas las instituciones de educación superior. Hay varias ideas para escalar la interculturalidad en México.
En el marco del Ciclo de Conferencias organizado con motivo del XV Aniversario de la Universidad Intercultural del Estado de Chiapas, el 23 de noviembre pasado el Subsecretario de Educación Superior mencionó que en México estamos apostando a la interculturalidad como un paradigma que guíe nuestro desarrollo. Para ello, nada mejor que la educación.
El Dr. Luciano Concheiro también señaló que la SEP abrirá pronto un espacio de discusión y análisis para determinar cual sería la mejor forma para impulsar a las Universidades Interculturales ¿Será cambiando su estatus de estatal a federal? ¿Será promoviendo su autonomía? Y ¿Cómo escalar la interculturalidad en todas las instituciones educativas? Éstas y otras preguntas importantes van a demandar la intervención de los actores, especialmente de quienes tienen la experiencia y formación que permita alcanzar el objetivo de mejorar este subsistema.
La discusión debe abordar, sin tapujos, todos los factores que han limitado el desarrollo de las UI. Debe responder a preguntas como ¿qué factores explican la alta deserción de los estudiantes indígenas? Asumiendo que la calidad no será víctima, con la gratuidad de la educación superior, uno de los factores identificados es la deficiencia académica, medido con parámetros del CENEVAL, que tienen los estudiantes al entrar a educación superior.
No solo indígenas. El ingreso de los estudiantes no necesariamente debería ser por puntuación de CENEVAL; también influye, quizá más, el deseo de superación (ej. artículo de Héctor Ardisana, 2012, en revista Pedagogía Universitaria, vol 17, núm 4). Otros factores relevantes son el modelo educativo y el diseño del plan de estudios que deben tomar en cuenta las diferentes formas de aprendizaje que tienen los estudiantes y aterrizarlo en escenarios prácticos en equilibrio con lo teórico, fomentando valores y principios que articulen elementos locales e internacionales.
Estos factores, a menudo ausentes o invisibles, pueden hacer la diferencia entre el éxito de la nueva LGES y la inercia de nuestro sistema educativo actual que se caracteriza por indicadores de calidad demasiado bajos en un número de instituciones de educación.
Vale la pena apostar a la calidad educativa con nuevos paradigmas y planes de estudio para que nuestro país crezca con equilibrio, en lo económico, humano y ambiental. Sin crecimiento económico no se podrá sostener la gratuidad en educación superior.
Sin calidad en la formación profesional no habrá crecimiento económico. Sin innovación en planes de estudio, criterios de selección y permanencia, para profesores y estudiantes, y en gobernanza educativa sin politiquerías ni simulaciones, no habrá calidad ni competitividad local e internacional. En resumen, sin calidad educativa la nueva LGES será solo una lista de buenos deseos.