CAFÉ DE ALTURA
Javier Chávez Ataxca
Siempre el mexicano ha sido cruel con los de piel chocolate, gorditos, esqueléticos, indígenas y con los feos y feas. Quien esté libre de apodos impuestos en la etapa escolar es una excepción en la marea humana generacional. Hoy las redes sociales bombardean con saña a quienes tienen estos detalles llamativos en su cuerpo y tenemos que aguantar vara, pero algunas mujeres de la 4T ya no soportan y se quejan por “violencia estética”, mientras el país se incendia.
La morenista Citlalli Hernández Mora dejó de roncar como secretaria de las Mujeres para solidarizarse con la gobernadora morenista campechana Layda Sansores San Román, por ser víctima de “violencia estética”.
Lo de menos es que la doña haya triturado a un viejo periodista mientras todo Morena calla y mira para otro lado, pero les ofende que se metan con la gobernadora por su físico.
Layda cumplirá 80 años el siete de agosto y es decisión exclusiva de ella lo que haga con su rostro, cuerpo y cabellera. Ahí los periodistas serios no nos metemos, porque siempre valoramos las cualidades de nuestros políticos y criticamos sus fallas y actos de corrupción.
El enjambre canalla siempre va a aguijonear los detalles corporales. Los exgobernadores priistas Mario Villanueva Madrid y Joaquín Hendricks Díaz saben de eso.
Nuestra gente no perderá la oportunidad de herir recurriendo a la burla, machacando a los viejos por el delito de acumular muchas décadas, pero también a quienes tienen un nombre que no les gusta: Cástula, Tremebunda, Gorgonio…
Los políticos necesitan la piel de elefante de los periodistas que nos reímos de estos dardos inofensivos, porque los problemas están en la calle con los muertos y las crecientes broncas en todo México.
