Alerta Roja

El abuso del garrote judicial en campañas: primero “Chak Meex” y por ahora Perla Tun

Caza de campaña

Javier Chávez Ataxca

Fue dureza innecesaria la prisión domiciliaria a José Esquivel Vargas, quien entusiasmado calentaba el brazo para ser de nuevo candidato del PRD a la alcaldía maya de Felipe Carrillo Puerto. El “Chak Meex” estaba listo para desafiar a la incompetente alcaldesa morenista Mary Hernández Solís, pero se le atravesó la Fiscalía General del Estado y permanece prisionero en su céntrico hotel familiar por un delito pluma.

Ayer sorprendió a muchos el arraigo domiciliario a la exdiputada local y exalcaldesa panista de Cozumel, Perla Tun Pech, a quien abrieron proceso relámpago en la recta final de la campaña donde compite como candidata del PRI y PAN a la diputación local, en equipo con Pedro Joaquín Delbouis, de nuevo candidato a la presidencia municipal de Cozumel.

Las acciones penales deben ser desarrolladas y culminadas antes del inicio de los procesos electorales, porque detonarlas con las campañas en lo alto son tiros de francotiradores contra los adversarios políticos que quitan el sueño reparador a la Cuarta Transformación.

Imaginen que el gobernador priista Roberto Borge hubiese hecho lo mismo en 2016 contra Carlos Joaquín González, cuando el hermano de Pedro Joaquín Coldwell disputó la gubernatura como candidato externo del PRD y del PAN. Y vaya que Beto Borge la sobraban ganas y perversidad, pero no llegó a tanto.

Antes de la prisión domiciliaria al “Chak Meex”, el único antecedente nuestro era el del exalcalde cancunense Gregorio Sánchez Martínez, detenido la noche del 25 de mayo de 2010 por efectivos federales en el aeropuerto de Cancún cuando tomaba vuelo su campaña para la gubernatura, postulado por PRD, PT y Convergencia (actual Movimiento Ciudadano).

La Procuraduría General de la República (PGR) anunció que Greg Sánchez tenía vínculos con los Beltrán Leyva y Los Zetas y lo mantuvo casi 14 meses encerrado en un penal federal de Nayarit. Greg era un peligro electoral para el candidato priista Roberto Borge, quien ganó la elección al trote.

El arraigo domiciliario a la cozumeleña Perla Tun Pech enturbia el proceso electoral, pero los únicos que deben preocuparse son los que compiten contra la Cuarta Transformación. Equivale a encerrar a un jugador de futbol cuando está por cobrar la pena máxima en una final.

Para su fortuna no es el caso del “Chepe” José Alfredo Contreras Méndez, quien con una larga cola de delitos va por la reelección en la presidencia municipal de Bacalar como candidato de Morena, reforzado por verdes y petistas. Pero sí estaría prisionero si hubiera sido de nuevo candidato del PRI.

Y si Nivardo Mena Villanueva –exalcalde de Lázaro Cárdenas– hubiese sido candidato del PAN y del PRI en esta elección, tengan por seguro que el Fiscal Raciel López Salazar le abre proceso para dejarlo en prisión domiciliaria. Temible garrote selectivo.

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