Alerta Roja

Es una “burrada” proponer la demolición del estadio chetumaleño de béisbol Nachan Ka’an

CAFÉ DE ALTURA
Javier Chávez Ataxca

Presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo Chetumal-Tulum, el capitalino Amir Padilla Espadas propone demoler el estadio de béisbol Nachan Ka’an porque “ya cumplió con su vida útil”. Así permitirá la construcción de un “elemento urbanístico” atractivo para los pasajeros que llegan vía aeropuerto y Tren Maya, quienes descienden muy cerca del estadio condenado al abandono y ahora a la muerte.

La declaración la hizo el líder de la Canaco a Ángel Castilla, reportero del Novedades de Quintana Roo. La grabación de la entrevista fue lanzada esta mañana al aire por Diego Medina en su noticiero del Grupo Sipse.

El radioescucha Armando calificó como “burrada” esta propuesta, porque ya encarrerados pueden proponer la demolición del Zoológico Payo Obispo, el Museo de la Cultura Maya, la antigua escuela socialista Belisario Domínguez, Palacio de Gobierno y la Canaco, vecina del Congreso local cuya demolición también puede proponer el iluminado dirigente de los comerciantes.

Amir Padilla suaviza la ocurrencia al proponer la construcción de un estadio en otra zona de Chetumal, pero Don Armando atina al advertir con otras palabras que “más vale pájaro en mano”, ya que nada garantiza que lo construyan en otra parte.

El estadio Nachan Ka’an es una porquería y nuestras autoridades tienen que dar la cara para explicarnos las causas del inaceptable abandono de la casa de dos equipos de la Liga Mexicana: Mayas de Chetumal y Langosteros de Cancún, porque los Tigres de Quintana Roo la despreciaron y prefirieron jugar en Cancún.

Veo al chetumaleño curtido en cloroformo y por ello incapaz de reaccionar aunque le estén destruyendo la casa y violando a las hijas, como ahora ocurre. Por ello me reconfortó la valiente postura de Don Armando ante la “burrada” propuesta por Amir Padilla, porque proponer demoliciones es una solución comodina que sepulta la negligencia institucional de muchos años.

La fotografía es de mi amigo Jorge Couoh, cuya propuesta Memorias de la capital es fascinante y con toques de nostalgia.

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