CAFÉ DE ALTURA
Javier Chávez Ataxca
Siempre el chetumaleño José Ismael Miss Canché iniciaba su pesada labor en la penumbra, como empleado de limpia pública del Ayuntamiento: barrer las calles del primer cuadro de Chetumal para dejarnos una capital presentable al amanecer. Pero este jueves el taxista Armando lo impactó, arrastró y dejó herido de muerte en el pavimento. Tres horas después Don José Ismael falleció en el ISSSTE.
Nuestra primera reacción es de indignación y coraje porque esta muerte no tuvo que ocurrir, aunque nadie está a salvo del loco acelerado que se cruza en tu camino. Lo llaman la mala hora y en este doloroso caso es injusto que un hombre dedicado a trabajar por un sueldo modesto haya sido atropellado por un cafre que mal conducía el taxi 330.
La tragedia ocurrió en la avenida Plutarco Elías Calles, entre Calzada Veracruz y Reforma. Después de impactar a Don José, de 47 años, el taxista escapó creyendo que estaría a salvo. Por fortuna una cámara o testigo habrán permitido su identificación que posibilitó su captura, para ser procesado por homicidio.
Paramédicos de la Cruz Roja dieron los primeros auxilios al empleado municipal, para trasladarlo a la clínica del ISSSTE. Pero el atropellado tuvo una severa fractura en el cráneo y otras graves lesiones.
La muerte de Don José Ismael debe ser una cincelada lección para taxistas y para el Ayuntamiento morenista. Para el Sindicato de Taxistas, porque debe meter en cintura a sus ruleteros, siempre acelerados como muchos motociclistas que andan en chinga por calles y avenidas.
Para el Ayuntamiento, porque siempre sus empleados de limpia deben tener chalecos reflejantes en tonos vivos: naranja o amarillo. Además siempre deben tener disponibles los conos naranja para advertirnos la labor de estos buenos hombres, como Don José Ismael.
Que la justicia humana haga su trabajo con este acelerado taxista.
