Alerta Roja

Toda prohibición está condenada al fracaso y así ocurrirá con los narcocorridos

CAFÉ DE ALTURA
Javier Chávez Ataxca

Parir leyes y prohibir por decreto es el acto reflejo de nuestras autoridades estatales y federales que ahora pretenden impedir los narcocorridos, por rendir culto al delito. El gobierno tuvo esa reacción de médico pueblerino receta mejorales, porque en una tocada en Jalisco los Alegres del Barranco mostraron imágenes del mandamás del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Nemesio Oceguera Cervantes, “El Mencho”.

Entidades como Chihuahua y el Estado de México prohíben los espectáculos que promueven la apología de la violencia, pero la medida es insuficiente y condenada al fracaso si no la articulan.

Un sector del “pueblo bueno” está mal por consumir ese tipo de productos. Ellas y ellos endiosan a estos malosos mortíferos y los ven como ejemplo a seguir.

Ser narquito es la aspiración de muchos, y van asimilando sus rituales con la cantaleta de las letras y ritmos bien identificados. Pero disfrutar ese tipo de música no te inclina al mal por arte de magia, porque más influyen otros factores.

Muchos se desmayarán en su sofá de plumas de ganso si escuchan el corrido de La Martina, quien a los quince años se entregó a un hombre mayor. La chamaca le puso los cuernos al rancherote pelo en pecho y el desenlace fue sangriento. Recuerdo ese corrido a principios de la década de los 70, muy bien interpretado por El Charro Avitia.

Prohíban el Whisky y las películas de Sasha Montenegro y Angélica Chain. De paso prohíban melodías de Shakira o Molotov y verán lo que ocurre.

Ahora el “pueblo bueno” accede por varios caminos y atajos a los narcocorridos, independientemente de las estaciones radiofónicas que dejan fluir ritmos de este corte.

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