Pensamiento lateral
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Por: Miguel Á. Martínez Castillo. (*)
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Los 43 estudiantes no fueron incinerados en el basurero municipal de Cocula. Las confesiones realizadas por los presuntos responsables en este punto no corresponden a la realidad de las pruebas presentadas en este estudio.
Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes.
Este 26 de septiembre se cumplirá un año de la desaparición de los estudiantes de la escuela Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa. Se dará en el marco de una reunión entre el Ejecutivo Federal y los padres de los hasta hoy desaparecidos. Tuve oportunidad de leer a conciencia el informe realizado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) y la primera conclusión a la que llego es con una interrogante: ¿Cómo pudo una autoridad como la PGR emitir la deducción de un caso tan delicado con tantas incongruencias y contradicciones por parte de los presuntos autores materiales?
Desde la hora en que fueron capturados, el procedimiento de su traslado, la forma en que los asesinaron y cómo los quemaron, el GIEI demostró que hubo serias contradicciones en las declaraciones ministeriales. Más que aclarar su paradero, el documento lo que aporta son más dudas en torno al destino que han tenido los estudiantes.
Pero, ¿por qué los normalistas actuaron tomando autobuses, por qué fueron a Iguala a manifestarse y para qué o con qué fin? Es importante conocer brevemente algunos antecedentes que permiten entender la situación, por un lado, que viven hoy los estudiantes normalistas, y del actuar de la autoridad –municipal y estatal- para con los estudiantes, por el otro.
La escuela Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa fue creada en el municipio de Tixtla, Guerrero, en 1926. Imparte (actualmente suspendidas las clases) formación académica a 500 alumnos y cada año ingresan 140 nuevos estudiantes. Los hechos de violencia tanto de los propios estudiantes como de la autoridad hacia los normalistas no son una noticia nueva. El secuestro de autobuses por parte de los normalistas y la violencia física de la policía son ya parte de un conjunto de antecedentes que, en el corto plazo, datan de 2011 y 2013. En todo caso, lo nuevo en esto fue la desaparición de los normalistas más no la violencia generada.
En diciembre de 2011, dos estudiantes de la Normal fueron asesinados por la policía por el bloqueo de una carretera, la autopista del Sol. De este hecho se formuló una recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en 2012 aduciendo violaciones graves a los derechos humanos. El segundo antecedente, de 2013, nuevamente policías agredieron físicamente a estudiantes por manifestarse.
Luego de revisar el informe del GIEI, considero que hay 4 momentos determinantes que ayudan a entender el contexto de la desaparición de los 43 normalistas, así como conocer los argumentos de la autoridad y los claroscuros subsecuentes, sin llegar a aterrizar en un discurso parcial a favor de uno o de otro.
El primero de ellos es el medio de transporte, el objetivo del viaje y la hora de llegada por parte de los normalistas a Iguala. ¿Qué los motivó a ir y por qué? Según el informe, existen al menos dos razones: uno, que acudían a manifestarse en el informe de labores de la Presidenta del DIF, María de los Ángeles Pineda Abarca. El segundo, en razón a la conmemoración del 2 de octubre. El primer hecho contrasta con los reportes obtenidos por el GIEI puesto que la hora del evento de la Presidenta del DIF estaba programado a las 18:00 hrs., misma hora en la que los estudiantes apenas estaban saliendo con destino a Iguala, llegando pasadas las 21:00 hrs., es decir, cuando el evento ya había terminado. Ello lo sostiene el GIEI con base en los reportes de las casetas que atravesaron antes de llegar y con las declaraciones de los estudiantes sobrevivientes. Asimismo, según la conclusión del grupo de expertos internacionales, los estudiantes fueron a bordo de 3 unidades tomadas en la central de autobuses. Esto último contradice lo afirmado por la PGR de que únicamente habían sido tomados dos autobuses. De ahí pues, la versión de la existencia de un quinto autobús.
El segundo momento fue el ataque de la policía hacia los estudiantes. Según la declaración por parte de los estudiantes que vivieron el momento, cuando los autobuses que transportaban al grupo llegaron al Zócalo de la ciudad, eran seguidos por 4 ó 5 patrullas de la policía municipal, realizando disparos al aire aún con presencia de gente en la plaza. De igual manera, el reporte señala que los autobuses en que iban los estudiantes fueron alcanzados por las balas de la policía, al grado de dejar a un estudiante severamente herido y con daños permanentes, según los diagnósticos médicos, así como el asesinato de dos más al momento de los disparos pasada la medianoche y en medio de una rueda de prensa.
En este mismo orden de ideas, según los reportes de la línea de emergencia 066, los estudiantes llamaron alrededor de las 21:52 hrs. para solicitar una ambulancia por la herida de uno de los estudiantes y para señalar que estaban siendo atacados.
El tercer momento tiene relación con el destino de los 43 normalistas y la teoría del modus operandi de su ejecución por parte grupos del crimen organizado (Guerreros Unidos). Diversas declaraciones de los presuntos autores materiales del homicidio difieren en los detalles, desde la manera en cómo fueron transportados hasta el método empleado para su presunta ejecución. Una de ellas indica que los estudiantes fueron entregados a miembros del crimen organizado por parte de la policía municipal, particularmente a Guerreros Unidos, según esto por dos razones –que es una de las contradicciones de las declaraciones de los sospechosos-: la primera, debido a que iban a manifestarse contra la Presidenta del DIF y, la segunda, que entre ellos habían infiltrados –con complicidad del Director de la Escuela- del grupo contrario, Los Rojos.
Ninguna de las dos versiones ha podido ser comprobada hasta ahora. Sobre el destino que tuvieron los estudiantes, hay 3 versiones que hablan de su paradero, pero luego de los interrogatorios a los presuntos homicidas, éstos tienen contradicciones en los hechos y detalles: 1) que fueron llevados a la colonia Pueblo Viejo, donde los agresores se enteran alrededor de las 18:00 hrs. de la llegada de los estudiantes a Iguala (cuestión que contrasta porque arribaron a la ciudad entre las 20:30 y 21:00 hrs.) para boicotear el evento de la Presidenta del DIF. En su declaración afirmaron que los estudiantes bajaron de las unidades portando y disparando armas de fuego, lo que hasta ahora no se ha comprobado su veracidad; 2) los trasladaron a la casa de seguridad de Las Lomas, una propiedad de Guerreros Unidos. Ahí el relato indica que los estudiantes habían tomado dos autobuses a su llegada a Iguala (cuestión que se contrapone al hecho que los autobuses fueron tomados desde Ayotzinapa) y nuevamente agredían con armas de fuego, lo que los obligó a matar a algunos y trasladar a un total de 17 a la casa de seguridad, donde según los mataron y enterraron; 3) los llevaron al basurero ubicado en Cocula y, luego de matarlos los incineraron y sus restos fueron colocados en bolsas y tirados al río San Juan.
El cuarto y más importante elemento a mi juicio, fue el peritaje del GIEI sobre la incineración de los 43 cuerpos en el basurero de Cocula. El estudio realizado contraviene la principal conclusión y teoría de la PGR sobre el desenlace de la historia que consistió en que los estudiantes fueron incinerados en el basurero. De acuerdo al resultado obtenido, producto de un análisis por especialistas en el manejo de incendios, se determinó que para poder reducir a cenizas los cuerpos de 43 estudiantes, era necesario generar tanto calor así como una gran cantidad de material incendiario. De acuerdo a las declaraciones ministeriales de los sospechosos, éstos afirmaron haber usado madera, llantas y combustible (gasolina y diésel) para quemar los cuerpos. Para ello, habrían necesitado, con base en el peritaje internacional, al menos 700 kilos de madera, 310 kilos de llantas y 310 kilos de diésel, todo ello ardiendo cuando menos durante 12 horas continuas.
Si se parte entonces del hecho que los presuntos responsables de quemar los cuerpos declararon haber utilizado entre 10 a 15 neumáticos y el resto fue complementado con madera, ello contrasta con lo mínimo requerido. Más aún si se trata de 43 cuerpos, cuestión que multiplica la cantidad de material requerido, como se aprecia en la tabla siguiente:
Estimados de carga combustible y duración del incendio. La duración del incendio se calcula asumiendo, de manera conservadora, que la tasa de consumo de la madera se mantiene constante. Fuente: Informe Ayotzinapa. Investigación y primeras conclusiones de las desapariciones y homicidios de los normalistas de Ayotzinapa.
Resulta, pues, ocioso agregar el efecto que una pira de esa magnitud y con esa cantidad de material y calor puede generar a su alrededor. Prácticamente, haría imposible acercarse sólo a avivar el fuego de ser necesario, más aún si existen declaraciones de testigos que esa noche llovía.
Todo lo anterior deja, como indiqué al principio, más preguntas que respuestas. ¿Qué oculta el gobierno que no quiere hacer de conocimiento público? ¿Tuvo el Ejército algún tipo de responsabilidad? ¿Quién o quiénes son los verdaderos responsables de la desaparición de los 43 estudiantes? ¿Es confiable el estudio hecho por el GIEI o se trata de un elemento más para medrar y demeritar el de por sí desgastado actuar del gobierno? ¿Fue el Estado o fueron los sicarios? La conclusión a la que el GIEI llega es que resulta imposible que los cuerpos hayan sido quemados en el basurero de Cocula por al menos tres razones: una, era imposible disponer del material suficiente al momento para incinerar los cuerpos; dos, no se hallaron daños en los alrededores del sitio donde fueron supuestamente incinerados los cuerpos ni rastros de haberse dado un gran incendio y; tres, los detalles del modus operandi se contradicen constantemente por parte de los autores materiales.
Es evidente que la conclusión de la PGR deja claroscuros que exigen una nueva revisión del caso. Los padres tienen todo el derecho de hacerlo, más aún si el GIEI demostró que para haber incinerado 43 cuerpos en el basurero de Cocula se habrían requerido mínimo 30,100 kg de madera, 13,330 kg de neumáticos y 13,330 kg de diésel con 60 horas de duración continua.
A un año de distancia, las respuestas son cada vez más distantes frente a la generación de más y nuevas preguntas.
El tintero
¿Quién dice que una golondrina no hace verano? Manuel Clouthier Carrillo, Diputado Federal independiente, abrió el debate parlamentario para analizar una ley que favorece las candidaturas independientes y busca eliminar los múltiples obstáculos que en las entidades se han establecido para complicar su camino.
Mientras se desarrollaba la presente columna, la reunión entre los padres de los 43 estudiantes y el Ejecutivo Federal, tuvo un resultado en ambas partes: los padres piden 8 puntos de entre los que destacan la permanencia del GIEI y la creación de una Unidad especial que busque a los normalistas e investigue las irregularidades durante la investigación del caso. Por su parte, de las propuestas del Ejecutivo destacan la creación de una fiscalía especial para la búsqueda de personas desaparecidas e integrar un equipo de peritos para investigar lo ocurrido en el basurero de Cocula.
(*) Internacionalista, Maestro en Ciencias en Estudios en Relaciones Internacionales, investigador independiente y analista político. http://columnapensamiento.blogspot.mx/